Advertencia: esta no es una carta de amor. Esta es una carta ficticia para un cliente que no existe, con anécdotas que funcionan para la narrativa. Si usted se ve reflejado, el autor se deslinda de cualquier responsabilidad que pudiera existir. Esto pasa en todos lados. Hace tiempo que no nos comunicamos claramente y eso ha hecho que nuestra relación se enfríe. Acá no trato de evidenciar de quién es la culpa, porque aquí no hay culpables, solamente responsables de una situación que se replica en la industria a la que tú y yo pertenecemos. En ese último mail que nos enviaste, pudimos notar que existen diferencias en el entendimiento de qué hacemos: ustedes nos ven como proveedores y nosotros los vemos a ustedes como socios de negocio. Hay un abismo entre los conceptos tanto en los resultados que pudiéramos obtener si pensáramos en el otro de la misma forma. Hoy trabajamos juntos porque en algún momento hubo un flechazo entre tus necesidades y nuestra creatividad. Hoy tal vez sea nuestro último encuentro porque esas necesidades no fueron claras y nuestra creatividad está hecha para responder a un brief en donde se pudiera compartir de manera concisa, precisa y breve (por eso brief) cuáles son tus problemas. Ahí, en ese mismo documento, te pedimos llenar un espacio para saber qué no podíamos decir. Tú, decidiste responder con “no podemos decir mentiras”, demostrando el perfecto desconocimiento de la función de este facsímil. Esta fue nuestra primera alerta. Al presentarte ideas, tus respuestas eran categóricas y enérgicas, bajo un contundente “no me gusta”, cuando la creatividad se enfoca a la función, es decir: funciona o no funciona, entrega un mensaje o no. El gusto, mi cliente, es bien recibido cuando hablamos de algo que vamos adquirir para nosotros y está fuera de lugar cuando el producto creativo se enfoca en cambiar comportamientos de personas que no necesariamente están en la sala de juntas donde tú y yo estamos. Cuando nos ayudas haciendo la orden de compra para pagar la iguala donde inviertes en nosotros, siempre mencionas que hay personas que pueden hacerlo por menos de la mitad del número que viene en la factura. Es verdad, y muchas veces hasta por menos. Lo que nosotros recibimos como inversión mes con mes paga sueldos de personas, una estructura, conocimiento y entendimiento a profundidad de una categoría, mercado o país. Eso tiene un valor; existe una diferencia entre cuánto vale y lo que cuesta. Valor es poder confiar en un socio de negocio y en el conocimiento de tu producto, costo es eso que tienes que pagar cuando el conocimiento se va adquiriendo. Seguramente pensarás que no somos los únicos y que puedes cambiar de proveedor en cualquier momento; estás en lo cierto. Según la asociación de agencias, en nuestro país hay más de 4,000 profesionales registrados. Imagina, ¿cuántas agencias existen que estarían dispuestas a trabajar para obtener tu dinero? Lamentablemente así no es la forma de solucionar esto. Nosotros recién participamos en una licitación contra 15 agencias y ganamos porque necesitábamos el negocio que esa cuenta representa para nuestras oficinas. Acá trabajan personas igual que tú, tal vez nosotros contratamos al mejor amigo de tu sobrino quien también diseña y al que mencionas cada vez que algo no te gusta, diciendo que él lo pudiera hacer mejor. Hoy te escribo para decirte que también existen muchos clientes allá afuera, que no tenemos miedo de perderte y que si bien nos pegará en el ingreso de la agencia, estamos seguros que podremos superarlo con ideas que funcionan. En el negocio de la creatividad nos enseñan que para presentar una idea se debe perder el miedo al rechazo, el temor a ser juzgados por un comité de revisión creativa y los nervios de presentarle al VP de América Latina que está más cerca de las Hamptons que de la ciudad de México. Me atrevo a escribirte porque es importante comunicarnos. Hoy te comparto nuestro sentir porque es valioso ponerlo por escrito para que no haya malos entendidos. Te pido por favor elimines de tu mente el concepto de proveedor y te demostraremos cómo se colabora con un socio de negocio. Al momento de pitchar por tu cuenta, nosotros creímos en ti, porque para crear, primero estamos obligados a creer. Imagen cortesía de iStock
Comentarios