Toda nuestra vida hemos oído que el ser humano, de alguna u otra forma se encuentra en búsqueda de esa perfección de la que tanto hablan. Luego crecemos y nos damos cuenta que en realidad la perfección, así como Santa o el Hada de los Dientes, es producto de mitos que el ser humano se ha encargado de construir. A pesar de que sepamos que la perfección no existe y que incluso no trae nada bueno, existe cierta resistencia de nuestra parte por querer seguir creyendo y aspirando a ella. Esto me lleva a la triste realidad en la que hoy vivimos y es que creemos que todo en nuestros tiempos apesta: mucha tecnología, poco afecto y tanta superficialidad. Y aunque coincida en gran parte con estas opiniones, también soy de la idea que en muchas ocasiones tendemos a exagerar mucho las cosas y nos olvidamos de ciertos detalles que marcan la diferencia. ¿Realmente las personas siguen buscando ser perfectas? ¿Qué busca el consumidor hoy en día? Señoras y señores, hoy estamos presenciado un cambio radical en la forma de pensar de las personas. Justo cuando creíamos que ya no había algo más por aparecer y que todas las modas ya habían sido usadas y recicladas, llega nuestra era recordándonos lo polifacéticos que podemos llegar a ser. Hoy, vivimos en un mundo en el que se aborrecen los estereotipos, que se critica a las modelos delgadas, que se cuestiona todo y no se cree nada. El día de hoy, el consumidor pide a gritos personas reales con productos reales. No quiere un comercial con musiquita linda de fondo y un ama de casa impecable limpiando. El consumidor quiere que se le escuche, se le entienda y cuide. Prefiere encontrar personas que podrían ser él en ese spot y no alguien “perfecto” que nunca querrá (ni piensa) llegar a ser. Las películas ya no muestran príncipes azules ni historias de amor perfectas. Los superhéroes ya no son invencibles ni duros, sino que tienen una historia detrás de ellos, la cual está llena de fracasos, debilidades, esfuerzo y caídas. Ya no hay estándares de belleza. Existe tanta variedad como personas y eso es lo que hace tan rica nuestra era y todas las culturas que la conforman. Hoy se aplauden las imperfecciones, arrugas y casos reales. Vivimos en una época donde los defectos agradan porque convencen y convencen, porque son parte de nosotros. El consumidor le exige a las marcas y productos, por lo que creo que estamos viviendo en el mejor momento para trabajar en publicidad de todos los tiempos. No, no porque sea más fácil ni porque lo tengamos todo resuelto. En realidad, todo está hecho un desmadre y está así, porque por primera vez estamos escuchando a nuestro público y hoy es él el que manda. ¿Y adivinen qué? Así como las mujeres, no tiene idea de lo que quiere (pero está en búsqueda de ello; no desesperes). Así que mientras lo descubre, podemos dejar a los 60’s con los mejores pasos de baile (y a The Beatles por supuesto), a los 70’s con su moda y a los 80’s con su exquisita música. ¿A nosotros? A nuestra era pueden dejarle a la sociedad más informada, rebelde, creativa, cuestionadora, pero sobre todo, imperfecta como ella sola. Porque podremos no tener un buen sentido de la moda, mala música y excéntricos gustos, pero al menos somos más honestos con nosotros mismos y eso, tarde o temprano, nos vuelve más humanos. Imagen cortesía de iStock
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