Otra vez estoy escribiendo de fútbol siendo que he dicho hasta el cansancio que no me gusta. Pero como es el tema de actualidad, tengo mi opinión al respecto. Además, no les voy a hacer mi reseña de que por fin pude grabar un partido de tenis contra mi profe con una GoPro, porque claro, “en mi mente” juego como Roger Federer y ya cuando veo con detenimiento el video, parece como si un rinoceronte quisiera bailar el Lago de los Cisnes. Vaya, tengo la agilidad de un folívoro. Pero bueno. Es sabido por todos que Miguel Herrera, el Técnico de la Selección Mexicana de fútbol, fue separado de su cargo, para decirlo de una manera políticamente correcta. El caso es que lo corrieron por naco. Naco es una palabra que no uso a la ligera ni con tintes clasistas. Para mí un naco es una persona que no tiene educación. Nada tiene que ver con su clase social, ingresos, nacionalidad o color de piel. Y lo que hizo fue una nacada. Y es muy simple. El fútbol es el deporte más importante de este país, ergo, la persona en la que recae el honor de llevar las riendas de la selección de jugadores que nos representan, tiene una enorme responsabilidad sobre sus hombros. Responsabilidad de decoro, de liderazgo y de honor. Y no creo estar exagerando, porque no es cualquier equipo de segunda división que representa sólo un región o una ciudad (que no es poco). Es el equipo que se supone representa el deporte de este país. Nos guste o no, opinemos lo que opinemos. Representa los valores que el deporte tiene. Porque no debe verse como un simple juego. Y sirve de ejemplo, queramos o no, para millones de niños y jovenes que ven en él, una manera de comportarse en la cancha y después en la vida. El hecho es que todos estamos expuestos a la crítica y más el Piojo siendo una figura pública de esa envergadura. La crítica es la libertad de juicio que tenemos las personas y que cuando es justa y tiene fundamentos, nos ayuda a crecer. Duele, sí, pero si tenemos estatura moral y madurez, sabremos aceptarla, valorarla y tratar de hacer lo necesario para corregir eso que nos está frenando para poder explotar todo nuestro potencial. Y crecer así como seres humanos. Y claro, también hay que ver de dónde viene la crítica. Si somos inteligentes podremos darnos cuenta de la calidad humana y la autoridad que puede tener en la materia aquella persona que nos está criticando. Básicamente para hacerle caso o no. Hay quienes nos critican y se escudan en el anonimato. Quien critica sin dar la cara no merece siquiera ser visto ni tomado en cuenta. Hay quienes critican de manera ruda y ruin. También a ellos hay que tomarlos con pinzas. Tal vez tengan razón en su apreciación, pero existen mejores maneras de decir las cosas. Además, enojarse y perder la cabeza no nos coloca en un mejor nivel de aquellos que lastiman sólo por lastimar. Así que muchas veces no importa la cabeza de quién hace la crítica porque en esa cabeza no hay nada. Hay que aprender a ver ese matiz. No me imagino estando en el aeropuerto de Filadelfia muy tranquilo y de pronto, recibir un puñetazo por la espalda del Director de Marketing de Nutrioli o de Vive100 o de Rikopollo porque en repetidas ocasiones he dicho que su comunicación me parece patética (y lo sigo sosteniendo). Espero que si un día tengo la suerte de conocerlos, entablaremos una discusión entre adultos pensantes y dirimiremos nuestras diferencias en una tertulia sabrosa e inteligente. Y comprendo que, al calor del juego a veces hay madrazos entre los futbolistas (o entre los atletas). Entiendo que el fútbol es un deporte de contacto. Pero esto fue un ataque artero y cobarde, al calor de nada. Este no es un jugador que se está peleando con el contrincante por el balón para meter un gol. Este es un “estratega”, un ejecutivo. ¿Que lo insultaron y se burlaron de él y su familia? No se justifica. Sobró pasión y barbarie. Lo que le faltó a este ejecutivo fueron toneladas de educación. De comprensión. De política. De análisis. De argumentación. De consenso. De inteligencia. Cosas que el dirigente máximo del equipo más importante de esta Nación se supone debería tener. No digo que a veces no quieras madrear a los pendejos que en las redes sociales se escudan en el anonimato para chingar (que no criticar) o incluso gente que da la cara, pero que sin fundamentos habla estupideces. Pero lo dicho: hay que tener categoría e inteligencia para arreglar las cosas con palabras y no con chingadazos. Así que el señor Herrera, otrora héroe Nacional, ahora pasa a ser, lo que siempre fue: un señor con la mecha muy corta y sin ninguna inteligencia para solucionar sus problemas hablando. Como lo debería hacer la gente. P.D. Señor Herrera, por favor si usted llega a leer este escrito no me busque para pegarme, porque estoy seguro que me pone la putiza de mi vida. Tampoco vaya a mandar a su hija, porque creo que el resultado sería exactamente el mismo. I´m a lover not a fighter.
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