La semana pasada tuve uno de esos días, sí, de ésos donde nada está a tu favor. Todo comenzó como a las 11:00 a.m. tenía una junta con un cliente que previamente nos había pedido una campaña “creativa”, (creo que eso en el mundo de los clientes significa algo diferente a lo que nosotros entendemos) y muy contentos llegamos con nuestras propuestas, como la mayoría, llevamos 2 caminos el sagrado “safe” y lo que nosotros recomendamos, bien llamado el camino creativo. Sin más, saludamos, un par de preguntas para romper el hielo y aligerar la tensión y directo a presentar. Comenzamos con la idea que no esperaban, con la idea que según ellos buscaban hacer nuevas cosas, esa idea que tanto nos dijeron en aquella reunión, aún recuerdo sus palabras… no se limiten chicos, queremos algo arriesgado, creativo, diferente. Llegamos a las ejecuciones y el cliente sonrió exclamando un ¡wow está genial! (cuando eso pasa, automáticamente dices: ¡ya chingamos!) me gusta, sigue la presentación y llegamos al segundo concepto. Ese que en el peloteo el equipo dice: es buena idea, los copies son llamativos, seguro funciona, pero, es un recurso muy utilizado, si eso llegará a quedarse entraríamos en la lista de las 70 agencias que ya hicieron eso. Bien, a mi juicio fue lo mejor que salió de las ideas menos arriesgadas, decidí hacer visuales con ese concepto un poco esperanzado en que el cliente opinara lo mismo que yo. Siguió la presentación, al ver las gráficas rieron igual que con el primero concepto, terminamos, la hora del juicio llegó, el cliente tenía que decidirse por una, después de una plática entre ellos, ver una y otra vez las diferentes propuestas. Nos dicen: chicos, ya decidimos, queremos la segunda… ¡La segunda! ¡Neta! Pero eso ya está muy hecho, es la idea que seguro fue la primer idea de muchos… ¿de verdad eso quieres? Todo eso pensé mientras nos decía: las ideas nos gustan mucho, las dos, pero el primer concepto es muy arriesgado, nunca hemos hecho algo así. Pero entonces, ¿que no era lo que se nos pidió? Quizá sigo incrédulo de que hayan elegido eso, pero entonces para qué antes pedir cosas que en realidad no quieren, sólo lo hacen para motivarnos, para no cansarnos o para desquitar bien la iguala, o sólo para frustrarnos un poquito más, ja ja, no en realidad sé que no pasa por nada de eso. Pero igual si son realmente más claros, seguro la chamba sería mucho mejor. Imagen cortesía de iStock
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