Todo aquel que se llame creativo y que realmente se diga apasionado de esta profesión, tendría que ir alguna vez en su vida al festival de Cannes, independientemente de que vaya a concursar con algo o no. El veinte me cayó cuando me di cuenta que si hacemos la analogía, este festival es el Mundial de los publicistas. Partiendo de eso, me quedó muy claro que necesitaba estar ahí, necesitaba vivir esa experiencia, que no podía seguir imaginando o escuchando de boca de otros lo chingón que es. Así que en 2011 -a dos meses del festival- sin pensarle mucho, empecé a hacer todos los arreglos. La experiencia fue obviamente increíble. A donde voltearas había cosas muy chidas pasando, podías ver a los big fishes de este medio, escucharlos, preguntarles cosas en cortito y además había “n” cantidad de workshops con gente de todos lados. Ese lugar era un hervidero de inspiración e incluso llegó un punto en el que verdaderamente me di cuenta que el trabajo que hacíamos en la agencia, no estaba tan lejano de lo que estaba viendo en shortlists y que nuestro departamento creativo estaba a la altura como para estar ahí. Pero al mismo tiempo, había en mí una sensación de: “tan cerca, pero tan lejos”. En algún momento esa inspiración que tenía se cortaba por la realidad de muchos de los clientes que tenemos, clientes que estaban muy lejos de tener el objetivo de hacer cosas mejores, más inteligentes, más lindas y más pensadas. Al final, lo positivo gana, me quedé mucho más con el sentimiento de saber que sí se puede, pero que definitivamente no será fácil, y mucho menos viniendo de una agencia independiente con clientes que no están muy entusiasmados por entrar a este tipo de certámenes. Pero bueno, de eso se trata ¿no?, de morirse en la raya, de encontrar los mejores argumentos de venta y no desistir. De verdad los invito a que hagan un esfuerzo (porque obvio no es un viajecito barato) y vayan a vivir esta experiencia que es capaz de darle un boost a su carrera y a su vida.
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