Somos fieles seguidores, aunque deja mucho que desear el hecho de estar orgullosos de ello; de los anglicismos técnicos como sinónimos de calidad y buen hacer. Es una de esas normas no escritas, negadas por muchos pero seguidas al pie de la letra por casi todos, que hacen que a casi nadie le venga de gusto asistir a una reunión de negocios pero que todo el mundo ansíe formar parte de un networking y no sólo envíe un par de tweets durante el evento para ponerse en onda, sino que sea su tema favorito de conversación al día siguiente. Networking, mágica palabra por sus efectos aparentes que al día de hoy, parece aportar a muchas empresas un nuevo canal de generación negocio o, de inicio, se les antoja como un modo de adquirir contactos que hasta la fecha no tenían, con un interesante escenario de posibles acuerdos comerciales. Pero no es oro todo lo que reluce, ni todo lo que reluce es oro. Interesante y pensada frase, ¿verdad? Pues no, es lo mismo pero dicho al revés. Son esos momentos que muchas veces nos pasan desapercibidos por querer entender sin pensar mucho y dar por sentando. Al igual aparecen luego frases, como esta joya de Homero Simpson que dice: “En la vida hay tres tipos de hombres: los que saben contar y los que no” a la que mucha gente no encuentra sentido o significado pero que la confirma entre risas tan sólo por quien la pronunció y para no desentonar en el foro. Es obvio que todo en esta vida se procesa según la percepción que se tiene de ello pero con independencia de percepciones. Es muy diferente una charla distendida en una terraza de cafetería que apostar con coste para la empresa por un nuevo modelo de generar negocio. ¿Esto qué significa? ¿El networking es bueno o malo? En realidad ninguna de las dos cosas, porque no evaluamos qué es sino lo que representa. En estos momentos hay multitud de grupos y siguen saliendo; unos muy firmes basados en un ejercicio casi estresante de las reglas que lo rigen y otros que se asemejan mucho a comentar anécdotas del negocio (unas más ciertas que otras), sosteniendo un café mientras se da cumplida cuenta de un cruasán. Como siempre, y para que el mercado seleccione, tenemos dos extremos que definen un intervalo de grises entre ellos sometidos a un tiempo de criba. Hace 25 años, para irnos muy lejos en medidas de tiempo empresarial, el medio de generar negocio más usado era el boca a boca. El medio de comunicación y recomendación más eficiente, sobre todo porque prácticamente no existía otro que fuera tan efectivo. Referencias y recomendaciones, una dupla de éxito para marcar territorio comercial y casi fidelizar sin conocer. Una recomendación por confianza a un contacto propio de confianza. Pero no es tan simple; como siempre hay una bandada de “peros” sobrevolando este modelo. La tecnología ha crecido en 25 años en grado máximo y los canales de comunicación inter personales se han multiplicado por 5 y además, los llevamos todos en nuestro teléfono móvil. Y de pronto, 25 años más profesionales y tecnológicamente mayores, nos encontramos otra vez ejercitando el boca a boca, pero esta vez con un título inglés y siempre con un café y pastas cerca. ¿Por qué volvemos a ello? No es que volvamos, es que nunca lo hemos abandonado pero otras cosas han despistado nuestra atención. Han pasado 25 años de cosas y hemos visto de todo y ahora parece que el networking reúne a profesionales de alto postín y que saldremos de allí con el negocio hecho. Nada más lejos de la realidad. Ya dicen que la mona es mona a pesar del vestido de seda. Del mismo modo, seguimos siendo personas y por iguales motivos debemos ser confiables y confiar en que lo serán con nosotros. Gracias a ello triunfaremos y sufriremos, pero ese es el camino. Ni todos los buenos empresarios están en los networking ni cada networking reúne buenos empresarios. Y no, ésta no tiene truco como la del oro; ésta sí va a dar. Hoy día necesitamos ser serios, coherentes, presentables, comunicadores y profesionales. No todos podemos estar en un networking, no a todos nos interesa estar ni en todos nos aceptarán. En definitiva, estas reuniones dependen de uno mismo, de cómo transparenta y visibiliza esos 5 adjetivos al resto de networkers, acudiendo de nuevo a un anglicismo, ya que estamos. Consecuencia de ello, es la sorpresa de muchos al encontrarse cualquier tipo de empresa en el evento con cualquier tipo de empresario. El mercado es libre y todo es digno pero sobre todo, nadie nos dijo lo contrario. Volvemos a sumergirnos en una norma no escrita, todo el mundo piensa encontrar negocio rápido y empresas de postín buscando el máximo rendimiento con el mínimo esfuerzo; un ejemplo más de país hiper trabajador e hipo productor. Además, ¿has listado tus 5 adjetivos? ¿Te sientes preparado para acudir a un networking? Sé sincero contigo mismo antes de ir, porque a ti no puedes engañarte. Ya sabemos que si cada uno barriese frente a su puerta, la calle estaría siempre limpia. Antes de defraudarte y menospreciar lo encontrado o exigido, piensa en tus 5 adjetivos. ¿Qué nos aporta un networking? Nada, si no ponemos todo de nuestra parte. ¿Qué podemos aportar a un networking? Como mínimo, lo que deseamos conseguir de él. ¿Somos competentes para acudir a ellos? Olvidaos de cargos escritos bajo el nombre en la tarjeta de visita, preocupaos por pulir vuestros 5 adjetivos y jamás desentonaréis. Y recordad que hace 25 años el boca a boca generó una nueva generación de expoliadores de agendas de contactos porque entendían que el mundo era muy grande y podían hacer crecer su negocio sobre terceros simplemente perdiendo de vista a los promotores del contacto. Hoy día seguimos con el boca a boca pero eso sí, ahí tenemos la diferencia: hay que retomar el rostro de los networkers de forma periódica y ahí el vilipendiado será el que pide sin dar, el que carece de adjetivos o los enterró hace años. Truman Capote dijo: “Cuando alguien te da su confianza, siempre te quedas en deuda con él”. Mejor navegar con la confianza que quedar a deber.
Comentarios