Mucho se ha estudiado para conocer hasta dónde es capaz la mente del ser humano y a pesar de que existen muchas teorías acerca de cómo funciona cada hemisferio y que todas las acciones del ser humano se pueden definir en zonas específicas, puedo asegurar que es un 50/50 entre emoción y razón. Puede que muchos de los que estén leyéndome en este momento puedan abandonar nuestra conversación, pero es imposible negar que muchas decisiones hoy en día se toman por corazonadas. En un artículo de la revista ¿Cómo ves? escrito por Alicia García Bergua, poeta y ensayista egresada de la UNAM, habla acerca del cerebro moral y menciona lo siguiente: “Gran parte de las interacciones humanas depende de nuestra capacidad de entender y compartir las emociones ajenas. Pero sentir empatía con las emociones de los demás no nos conduce necesariamente a reaccionar como ellos, pues nuestras relaciones emotivas son muy complejas” Sin duda los seres humanos podemos crecer bajo un aprendizaje, podemos ser educados y perfilados hacia una ideología, pero la interacción con otros seres vivos será lo que determine cada una de nuestras acciones proyectadas a lo positivo o a lo negativo. Poderosa es la mente dicen y aunque no existe comprobación alguna de que pueda materializar un pensamiento, se da por entendido que si te propones realizar alguna acción, el solo hecho de adjudicártelo, te acercará más al objetivo. La pasión con la que nos movemos a diario hace en cierto modo, la diferencia. Cuestión de actitud, de cómo miras las cosas. Es una cuestión de confianza y seguridad en uno mismo e incluso de reconocer libremente nuestras capacidades y es justo aquí dónde surge la magia. Les cuento: Sofía no tenía ni la menor idea de qué hacía trabajando en la recepción de un despacho de contadores de prestigio. Bueno, en realidad sí lo sabía: tenía un buen sueldo y eso le había otorgado algunas comodidades en su vida (departamento propio, auto del año, viajes y un esposo de cuento de Disney) Sin embargo, se la pasaba mirando páginas con recetas de cocina todo el tiempo y solo esperaba las 6 de la tarde en punto para salir corriendo para armar un tremendo pachangón en su cocina. Cada vez que conocía a alguien nuevo en la recepción, se presentaba con algo así: “Soy Sofía, recepcionista y chef lírica” enseguida de entregar una tarjeta personalizada con sus datos. Ella estaba convencida de que si algún día alguien necesitaba algún catering improvisado, la llamarían. Sin duda causaba reacciones diversas en aquella oficina, pero nadie se negaba a recibir su presentación, incluso algunos clientes indagaban más sobre ella. Aprovechaba al máximo sus ratos libres para conocer novedades culinarias y practicaba todos los días; aunque la cena fueran quesadillas con tortillas de harina, intentaba innovar en las salsas. Tenía un ritual un tanto exagerado en casa, pero le servía para aprender a perfeccionar su trato con los comensales y obviamente su marido era el perfecto “conejiilo de indias” para sus experimentos. Sofía entendía a la perfección la regla de oro para materializar un sueño (o idea, para no sonar tan romántica). Tenía en mente una locura: ella nunca en la vida había tomado un curso sobre cocina gourmet, ni había pagado una licenciatura en escuelas de prestigio; tan solo había encontrado su pasión profesional y quería vivir de ella. Coordinó sus pensamientos con su corazón y se adjuntó el título de “Chef”, lo transmitió convencida de lo que sus labios pronunciaban mientras que trabajaba arduo todos los días para encontrar congruencia en sus palabras y no desistió. Con la paciencia pertinente, logró que un día le confiaran el buffet de una presentación a un cliente importante del despacho y su sueño se materializó. El poder de la mente se conjuga perfectamente con la pasión, los conocimientos, perseverancia y el trabajo arduo. Es de aquí de dónde viene esa famosa frase de “las cosas no se hacen solas, ni por arte de magia” y es probable que en este punto muchas personas desistan, pues está comprobado que tu mente puede materializar cualquier cosa. *La nueva visión del cerebro por Alicia García Bergua Revista: ¿Cómoves? Mayo 2015
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