En el marco de la evolución del medio más romántico de la publicidad, la radio se ha mantenido dentro de los presupuestos de las grandes marcas para seguir sonando lo que le quede de vida funcional en México, ya que, como lo habíamos platicado y compartido anteriormente, la bipolaridad de los conceptos radio en el país han ido de polo a polo en sus propuestas programáticas. Y es que solo por dar una pequeña referencia, mientras la radio aprovecha su infraestructura para darle ese REFRESH a sus programas –por ejemplo, Radio Fórmula repite sus espacios en vivo- el canal de televisión más grande de habla hispana o por lo menos el de mayor alcance popular -el canal de las estrellas- dedica sus madrugadas a vender productos de pasillo de plaza comercial y transmite concursos que parecen salidos de una mala película de videoclub. Pero vamos a la carnita. En un scouting inconsciente pero obligado por el consumismo, me he dado cuenta que ahora son los supermercados, restaurantes y hasta gasolinerías los cuales han optado por el INDOOR RADIO o lo que en mi pueblo le decían, el circuito cerrado. Al parecer, no están nada errados en su decisión y es que insisto, cuando las programaciones musicales están tan radicalizadas, se hace difícil elegir qué ESTACIÓN escoger, si donde la música evoca solo a CHATEAR, o la otra a solo CHELEAR, pero ninguna a COMPRAR. Viene ahora el reto para las grandes marcas y los corporativos para aprovechar esta oportunidad. El público cautivo ya está ahí, ahora habrá que satisfacerlo con las propuestas de consumo que cada producto pueda generar en otro contexto más allá de los 20 segundos; generar ideas más INCLUYENTES y reales. Ya lo ha demostrado LA RADIO EN EL CINE de CINEPOLIS; CHEDRAHUI y sus acompañamiento al caminar por sus pasillos y los que se SUMEN A ATREVERSE A INNOVAR. Gracias por leerme y permítanme ir a buscar un shampoo, que acabo de escuchar que huele riquísimo (ups me atraparon). Imagine en LA RADIO. Imagen de iStock
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