Abres la nevera y ahí están, comunicando, haciendo su trabajo, dejando claro que las marcas existen y siguen hablando por fuera de los entornos publicitarios tradicionales. Son los empaques, con sus múltiples funciones, su poder de persuasión, de identificación y diferenciación ya que hacen parte del ejercicio de compra y consumo como poderosos motivadores y detonadores emocionales. Anteriormente las madres retiraban de su empaque original los productos y los almacenaban en sus propios envases, haciendo que un niño (potencial comprador) no pensara en una marca determinada, sino en los productos de “mamá”, disminuyendo así la posibilidad de hacer presencia de marca y por supuesto aportar a su construcción. Existían más filtros a la comunicación en el hogar. Hoy en día, la idea de packaging trasciende su función de contener, proteger un producto y hasta la de comunicar, para convertirse en la experiencia o en algunos casos volverse el mismo producto. Las marcas que han comprendido esto, saben que deben seguir siendo protagonistas por fuera de los medios de comunicación, por fuera del punto de venta, en la nevera o en la alacena y hasta en la misma mesa, un empaque efectivo evangeliza la marca y transmite su filosofía. Los procesos de investigación deben ser más rigurosos y hasta creativos, buscando entender y reconocer cómo se usa ese producto a lo largo del tiempo de consumo y la función que termina cumpliendo el empaque después dicho uso, puesto que puede seguir comunicando de manera positiva o negativa, evaluando permanentemente el componente humano, perceptual y emotivo del usuario. Esto permite que las propuestas de diseño industrial estén estructuradas de forma más efectiva, adaptándose al ecosistema del consumidor, satisfaciendo otras necesidades por fuera de las que ofrece el producto y generando gran empatía con los mismos. Materiales, formas y dimensiones, pueden estar condicionadas por el diseño de una nevera o una cocina, por la exposición a materiales, manipulación permanente y modo de uso. Las etiquetas deben ser más resistentes, los compuestos amigables con el medio ambiente no pueden sacrificar calidad y durabilidad, permitiendo de igual forma la oportunidad por parte del consumidor a la personalización de empaques en sus segundos usos. Es una manera conveniente de permitirle al consumidor que se apropie de la marca y ésta siga comunicando. Imagen cortesía de iStock
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