Mi recomendación es emprender después de algunos años de trabajar en una empresa (yo diría de 5 a 10 años, pero los límites son muy relativos). La justificación para trabajar antes en una empresa, es en primer lugar capitalizarte con medios propios, es decir ahorrar esos años de los aguinaldos y del sueldo mensual, hasta tener para sobrevivir al menos un año y si se puede un poco más, pues mejor y así tener la inversión para arrancar el negocio. En segundo lugar, creo que lo que se aprende y adquiere en una empresa es valiosísimo a la hora de emprender. Lo principal son los contactos, si en tu empleo sea cual fuere tu puesto te das a conocer por la calidad de tu trabajo, profesionalismo y confiabilidad, definitivamente tendrás mil puertas abiertas cuando quieras independizarte. Y el profesionalismo aplica con clientes, jefes, colaboradores, proveedores y hasta los familiares que se percatan de como trabajas. Nunca sabes de quien vas a necesitar en un futuro o quién se puede convertir en un cliente potencial. Además de todo aquello, en un trabajo con salario aprendes de procesos, formatos, buenas prácticas, canales de distribución y mil cosas más, todo esto es muy útil cuando estás dando estructura a tu negocio. Experimentas con recursos ajenos. Creo que lo importante es que cierto tiempo antes de renunciar, vayas pensando en la manera en que puedes formar tu negocio, qué necesidades puedes cubrir, qué servicios tienen alta demanda y poca oferta, cómo puedes tú dar un valor agregado haciendo algo diferente. Recolectar (y anotar) ideas de posibles negocios en tu industria o área será muy fructífero cuando estés fuera. Desde dentro es más fácil pensar, cuando estas afuera la presión de los gastos y el miedo te pueden paralizar, pero si ya tienes un plan, ahorros y miles de ideas, tendrás la seguridad de que algo funcionará. Una vez fuera, lo primero que recomiendo es invertir en ti mismo como emprendedor. Reforzar con capacitación las habilidades que necesitarás en tu negocio, por un tiempo tú serás la imagen de tu negocio así es que puede ser importante tomar algún curso de personalidad, marketing, ventas, imagen, negociación, etc., dependiendo de tu giro. La capacitación te dará la energía y seguridad para lanzarte por completo al ruedo, conocerás personas en tus mismas condiciones y es un excelente parteaguas para iniciar en el nuevo reto. También recomiendo mucho las incubadoras de empresas y los foros de emprendedores, la guía, el ambiente emprendedor, los nuevos contactos, todo puede ser muy útil para arrancar más rápido. Una vez que has emprendido y que tienes tu primera venta, sabes que no hay marcha atrás. Cada oferta, cada cita, cada venta, cada cierre es un aprendizaje y sabes que la siguiente vez lo harás mejor. Las ideas empiezan a brotar, ves una oportunidad de negocio en cada esquina. Descubres nuevas formas de hacer negocios. Te abres a nuevas posibilidades, estás dispuesto a hacer cambios en tu rumbo y a aprovechar oportunidades. Sabes que estas en el camino de tus sueños. Descubres que puede ser más grande de lo que piensas. Cuando haces lo mismo que hacías en tu trabajo (o algo diferente) pero tú mismo le pones el precio a tus horas, entonces no te duele empezar desde abajo y entrarle a todo. Te das cuenta que al principio eres el mensajero, la secretaria, el cargador, el chofer y el jefe… solamente de tu propio escritorio, pero lo haces con un gran cariño. Al fin eres libre. Sabes que la libertad financiera será el siguiente paso. Que darás empleos, que aportarás algo a tu comunidad. Que harás felices a muchos clientes si tu objetivo es resolverles sus problemas. Te vuelves experto en lo que vas decidiendo enfocarte o en lo que más te piden los clientes. También es duro, porque te das cuenta que cada minuto decides si lo harás productivo o si prefieres disfrutar de esa libertad. Te das cuenta que no lo sabías todo. Tienes mil dudas porque no sabes cuál es el equilibrio entre trabajar demasiado y disfrutar la vida que querías tener y que te llevó a tomar la difícil decisión de emprender. Te percatas de la gran responsabilidad que adquiriste, ahora tomas decisiones difíciles, tú eres la autoridad y ya no puedes preguntarle a tu jefe que hacer, ahora tú tienes que responder por tus colaboradores y pagarles un salario aunque aún no tengas suficientes ventas. Tu cheque no llega cada quincena, depende de ti y de cómo trabajaste los meses anteriores el que hoy tengas dinero o no. Tienes que financiar los créditos que se toman los clientes. Tus proveedores no te esperan. Tienes que dar la cara a tus clientes cuando algo sale mal y ya no hay opción de echarle la culpa al departamento de al lado. Cuando emprendes, aprendes a tener los ojos bien abiertos, a estar alerta, aprendes que la vida real es cambiante, que hay recursos para todos, que hay más que blanco y negro sino todo un abanico de grises y de colores para elegir los caminos y las decisiones que te acercarán más a tu meta. Aprendes que es posible. Que es muy valorado lo que haces cuando lo haces con pasión. Aprendes que siempre habrá altas y bajas pero que la constancia, el servicio y la calidad te llevarán muy lejos. Aprendes a conocerte en otro aspecto de tu vida y aprendes que en los negocios más que los productos, lo que valen son las personas… Esto es sólo un poco de lo que he aprendido emprendiendo. Recomiendo también si te interesa emprender, leer libros de empresa, negocios y finanzas. Súper recomendable Kiyosaki como autor, si eres empleado empezando por «Antes de renunciar a tu empleo» y los libros de Carlos Aliaga, como “Echando a perder se emprende” ¡Suerte en sus emprendimientos! Imagen cortesía de iStock
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