Hace dos años, la consultora Landor Associates creó un nuevo logotipo para la gigantesca compañía Procter & Gamble. O, como se la conoce más popularmente, P&G. En verdad, para crear el nuevo logo le sumaron la silueta de la luna al viejo, que consistía en las letras de la marca. “Nos inspiramos en la historia de P&G”, explicaron los de Landor. “Ellos empezaron como fabricantes de jabón y velas, y el logo original de la empresa era una estrella que los trabajadores portuarios pintaban en las cajas de Star Candles para identificarlas.” El logo de P&G derivó luego en un sello que incluía la luna y varias estrellas. Estas imágenes pretendían reflejar la capacidad de P&G para tocar las vidas de sus consumidores a lo largo de las fases de sus días y sus vidas, y a través de varias generaciones. Y de hecho, la luna fue parte del logo de P&G durante 140 años. Landor Associates no explicó por qué en algún momento la luna había dejado de ser parte del logo. La razón fue el rumor (falso, me apresuro a aclarar) de que el logo de P&G es un claro signo de que la empresa apoya y practica el satanismo. La marca original de P&G, adoptada en 1851, consistía en el llamado “hombre en la luna”. En aquel entonces, los logos de las empresas eran usualmente imágenes y no el nombre de la compañía: saber leer no era tan común como en la actualidad, por lo que las empresas recurrían a figuras memorables en lugar de texto, sobre todo cuando ofrecían diferentes productos y no uno solo. El “hombre en la luna” era simplemente un recurso decorativo muy popular en aquella época. A partir de 1882, al hombre en la luna se le diseñó una cara sonriente, y pasó a estar acompañado por trece estrellas, como homenaje a las trece colonias originales de los Estados Unidos. Pero en 1930 le hicieron rulos en la melena, y esta decisión aparentemente inocua terminó por crear un escandalete muchos años después: durante la década de los 80, varios delirantes “descubrieron” cuernos escondidos en la imagen, uno arriba y otro abajo, y un triple 6 en la barba del señor. También comenzó a circular el rumor de que conectando las 13 estrellas volvía a aparecer el demoníaco número 666. P&G, en consecuencia, decidió sacarle los rulos a la figura en 1991. A medida que avanzaba la década de los 90, sin embargo, los rumores no sólo no desaparecieron sino que se acrecentaron. Ahora se aseguraba que el CEO de P&G se había presentado en varios programas de televisión para confesar redondamente que era miembro de la Iglesia de Satán (Church of Satan), que su compañía apoyaba sus creencias y que, encima, realizaba donaciones tan frecuentes como sustanciales a esa iglesia. Los programas donde supuestamente había estado el CEO eran los llamados “talk shows” norteamericanos, entre otros los de los conductores Phil Donahue, Jenny Jones y Sally Jesse Raphael. Esta última salió a desmentir la locura, con el muy razonable argumento de que si el rumor fuera cierto, su programa se habría convertido en el más visto de la historia. P&G le hizo un juicio civil a su competidora Amway, acusándolos de haber sido ellos los culpables de diseminar el rumor en 1995. (El juicio lo ganaron. Clarito, ¿no?) Hartos ya de lidiar con estas cuestiones, en P&G decidieron cambiar el logo de forma radical. Y en 1995 presentaron su nueva identidad, consistente en las dos iniciales de la marca. Como quedó dicho al principio, en 2013 volvieron a agregar la silueta de la luna. ¿Faltará mucho para que se vuelva a hablar de satanismo?
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