Buscar la eficiencia, una premisa irrenunciable para cualquier empresa que desee no sólo convertirse en sostenible sino posicionarse como destacada en un tejido empresarial maltrecho por la crisis. Pero no todo es tan simple cuando ese mismo tejido empresarial vive abocado a hábitos arcaicos y sigue resistiéndose al cambio por mucho respeto que le infrinja la posibilidad de sufrir un quebranto funcional. El acomodamiento unido al miedo al cambio sigue lastrando muchas decisiones estratégicas. Pero entrados de lleno en la segunda década del siglo XXI no tenemos muchas alternativas si queremos seguir siendo y estando, siendo la eficiencia una de ellas. Pero, ¿qué debemos hacer para ser eficientes? 1.- TENER UN OBJETIVO CLARO Muchos proyectos se quiebran antes de ver la luz por no tener un propósito claro, unos objetivos, hitos localizados en el tiempo a modo de faro que guíen los esfuerzos diarios. Las ideas son sólo ideas, lo auténticamente de valor es tener la capacidad de ponerlas en práctica y para ello necesitamos objetivos claros, planificados y estructurados en el tiempo. 2.- ENTENDER EL ROL DE CADA UNO Premisa esencial cuando hablamos de un equipo de personas. Agrupar personas con capacidades no identificadas con el proyecto a desarrollar, por muy implicadas que hayan estado en la idea primigenia, puede conducir a un desajuste inicial que, a posteriori, será casi imposible de reconducir. Todos tenemos cualidades pero reconocer nuestras limitaciones es el primer paso hacia nuestro éxito y el de nuestros proyectos. 3.- SER EFECTIVOS EN LA COMUNICACIÓN La comunicación es el sustrato de la civilización y en la actualidad los medios de que disponemos para comunicarnos son variados y efectivos. Cualquier error atribuible a una comunicación no efectiva es inexcusable y se perfila como responsabilidad única de los integrantes de la misma, menguando de forma significativa la eficiencia y poniendo el proyecto en riesgo. Y sobre todo si los errores de comunicación son externos y avasallan a potenciales clientes. 4.- VOLUNTAD DE APRENDIZAJE RELACIONAL Este es un hecho de no fácil asimilación: aprender de otro. El ser humano es competitivo y orgulloso y cuando se refiere a conocimiento grupal suele sentirse fácilmente amenazado. Sin embargo, los proyectos desarrollados sobre premisas de conocimiento humano se centran, precisamente, en el aporte de las capacidades individuales y el aprendizaje relacional, lo que sin duda aporta gran valor al modelo. Lo dejamos en voluntad aunque debería ser una premisa estratégica. 5.- CAPACIDAD DE PARTICIPAR La participación en el grupo vive ligada al punto anterior como previa. Aportar conocimiento es la base de los proyectos estructurados en el valor profesional de sus integrantes. Unificar aptitudes y actitudes es sinónimo de éxito. 6.- ENFOQUE A LA SOLUCIÓN Esencial en un país donde llevamos décadas de orientación al problema. Todos hemos compartido mesa con “confirmadores de problemas”, personas cuya capacidad, en ese proyecto puntual, escapa del baremo basal. Y por regla general esos “problemas detectados” no suelen ser vinculantes para el proyecto y son matices no útiles lo que hace que insistir sistemáticamente en ellos sea un freno al desarrollo del mismo. Aportar un problema es la salida del que no tiene nada más que aportar. Urge enfocarnos a la solución!! 7.- OBJETIVO: LA EXCELENCIA Poco que comentar. Ser mejor que ayer y trabajar para ser mejor mañana. La excelencia personal nos lleva a la profesional y ésta, a la empresarial. 8.- CELEBRAR LOS ÉXITOS Claro que sí, a todos nos gusta una palmadita en la espalda, sobre todo si es la nuestra. ¿Y a quién no le gusta celebrar un éxito o consecución de objetivo? Eso sí, como en todo la coherencia en el objetivo debe presidir también las celebraciones. Somos muy dados a celebrar cualquier cosa, lo que nos conduce a perder la perspectiva sobre qué es para nosotros un logro digno de celebración. 9.- INVOLUCRACIÓN Entender el rol, aprender de todos, comunicarnos, ser competente. Todo ello perfila la involucración en el proyecto. Y el carácter, actitud y conocimiento de cada persona tiene mucho que ver en ello. 10.- COMPROMISO Es uno de los ejes tractores y optimizadores de un proyecto. El compromiso es una elección cuya carga conceptual suele infringir mucho respeto ya que implica, como poco, poner mucha parte de uno y ser tolerante con todos los puntos anteriores y, en muchas ocasiones, no todos están preparados para asumirlos de ahí que muchos “compromisos” iniciales vayan quedando por el camino, cayendo como si el proyecto fuera un árbol de hoja caduca. De ahí lo vinculante del compromiso, porque es necesario adquirir conciencia que comprometerse es asumir una obligación para con algo o alguien. Y eso nunca es fácil. Y seguro que si buscamos un poco más en nuestra hemeroteca de experiencias fracasadas encontraremos más claves para convertirnos en eficientes, pero por ahora nos conformamos con entender y asimilar las listadas, que suficiente tenemos con ellas. Como dijo Cicerón “nadie que confía en sí, envidia la virtud del otro”. Quizás sea esa la primera premisa para ser eficientes.
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