Uno de los cuestionamientos que siempre me ha parecido de los más absurdos, es cuando te preguntan quién eres. Para mí, el humano ha perdido demasiado tiempo tratando definir esto y el otro, en vez de intentar simplemente sentir las cosas. Hasta la fecha, nunca he sabido qué contestar cuando me piden que defina quién soy. Creo que tal vez sea, porque nunca me he tomado el tiempo o la molestia por descifrarlo. A pesar de eso, creo que hay ciertas cosas que todos sabemos que nos gustan o en las que somos buenos. Hasta hace unos meses, creí saber bastante acerca de lo que está hecha Laura López, hasta que la vida me dio unas cuantas vueltas y me hizo replantearme (o plantearme por primera vez) una pregunta: ¿Quién diablos eres Laura? Todo el mundo nos habla de los cambios. Unos dicen que son buenos, otros son muy malos para ellos. Pero al final, creo que lo que nadie puede negar, es que son tan naturales en nuestra vida, como lo es la propia muerte. Es por esa razón, que creo que nadie sabe a ciencia cierta quién es, porque cada día, es como ir descubriendo facetas que nunca creíste que estaban en ti. Por eso para mí, el ser humano es como un dado; sin importar el lado desde el que lo veas, siempre habrá al menos una cara que no alcances a observar. Y esa cara que está cubierta, siempre está ahí. A pesar de que a veces se esconda, no significa que no exista. Por lo tanto amigo, hay muchas facetas de las cuales no estás consciente de ti y esa clase de cosas se descubren con lo que a mí me gusta llamarle detonantes, que no son más que factores que nos dicen que hay algo dentro de nosotros que quizá jamás creímos saber que existía, pero vive dentro de nosotros. ¿Y cómo encuentro un buen detonante? Las respuestas son variadas y subjetivas. Para mí, existen los que no planeamos, como lo es conocer a personas con diferente forma de pensar a la nuestra y que activan esa parte oculta. También podemos propiciar encontrar otras facetas que tenemos escondidas, escuchando nueva música, conociendo otros lugares y sobre todo, tratando de hacer cosas que no acostumbramos a hacer. No hay que olvidar que la rutina es excelente para encasillarnos en lo mismo que ya sabemos de nosotros y no nos aporta nada nuevo. El punto, es no dejar de buscar detonantes que nos activen, que nos muevan y nos hagan preguntarnos desde cuándo esa faceta vivía dentro de nosotros. No sé si la vida es demasiado corta o demasiado larga, lo que sí sé es que debemos agotar lo más posible nuestras opciones a lo largo de ella y siempre hacernos la pregunta ¿y por qué no? Así que mi último consejo, es decirte que dejes de pensar en lo que eres o no eres y comiences a vivir tu vida como tú gustes hacerlo. Dicen que al final, nos arrepentimos más de lo que no hicimos que de lo que hicimos, así que tal vez no tenemos mucho que perder y quizá mucho que ganar. Y si erramos, no te preocupes; de experiencias vivimos, de recuerdos nos llenamos.
Comentarios