A veces siento que soy como la señal de un servicio que nos provee de telefonía celular, ese, el del globo aerostático. Voy, vengo, a veces me desaparezco y otras veces no sé para qué sirvo. Así como ellos. Pero eso tiene que ver con la edad, pensando en la edad me iré directo a lo que quiero compartirles hoy lunes, ya casi es viernes. Hace un par de semanas tuve la fortuna de compartir con alumnos de una universidad local, 20 personas jóvenes que estudian comunicación, mercadotecnia, publicidad y afines, amo realmente cuando ponen “o carrera afin”, seguramente es física cuántica o matemáticas una carrera parecida, ajá. Total, me armé una bella presentación pensando en cómo construir mi plática con ellos, literal era una especie de receta: un saludo por aquí, contextualizar por allá, espacio para un chiste, pausa para ir al baño, un baile regional y para cerrar dos casos. Todo esto para decirles: yo fui como ustedes, ustedes espero que sean mejores que yo. Muy cursi pues. Encontré muchas cosas interesantes en este día, como en todos los grupos había gente que estaba ahí para tener asistencia, otros para sentirse parte de algo y unos más que realmente estaban poniendo atención, todos en su papel, todos con la gran duda fraseada en una pregunta acuñada desde el inicio de los tiempos ¿Cómo logro ser profesional? ¿Cómo llego a hacer eso que tú haces? Cuando recibes ese par de preguntas seguidas lo único que puedes hacer es responder con completa, brutal y desbordada honestidad. Primero debes buscar oportunidades, muchas veces llegan y otras se crean, depende del caso. Aquí no hay estadísticas, esto no es slumdog millionaire. Las oportunidades se buscan desde el pupitre, desde el salón, pensando si realmente esto es lo que quiero hacer ¿Voy a disfrutarlo? ¿Voy a estar orgulloso de mi cuando cumpla 48 años? Y muchas otras preguntas que deben ser respondidas antes de tomar una decisión, yo decidí crear mis oportunidades en una clase de último año, mi profesor Jorge hablaba de David Ogilvy, yo francamente no sabía quién era ese señor. En esos días era becario de comunicación interna y justo me daba cuenta de la importancia que tiene en los jóvenes una figura de mentor, de guía. Muchas veces eso no pasa, otras tantas sí. Es como todo, hay cosas que ni que. Todos fuimos becarios en algún momento de la vida o juniors, asistentes, novatos, eso no debemos olvidarlo por más años que podamos tener. Olvidar que hubo un inicio en donde no sabíamos mucho es clave para poder ser empáticos y ponernos en los zapatos de la gente que va ingresando a nuestra industria. Un VP, un Gerente general, un CEO siempre debe tener tiempo para convivir con las fuerzas básicas de la agencia. Cuando hay interés habrá tiempo, invariablemente. Esto aplica para todos los niveles, tenemos que involucrarnos activamente con la gente nueva. ¿Cómo llegué a donde estoy? Primero no he llegado a donde quisiera estar, ese es un trabajo en proceso constante. Y segundo para crear primero hay que creer, necesitamos ser curiosos, estar interesados por lo que hacemos ¿Cómo que interesados dirán? Pues sí, interesados e involucrados en lo que hacemos, muchas personas simplemente hacen pero no se involucran, esa es la diferencia, la necesidad y casi terquedad de crecer. Me he encontrado muchas veces con puertas cerradas, compañeros tóxicos, callejones obscuros y demás cosas bellas. Me sigue sorprendiendo el hecho de trabajar en la industria de la comunicación y hacemos todo menos eso con la gente que va llegando, comunicarnos con los jóvenes, con la gente nueva, con ellos que parecen venados lampareados en la carretera, esa gente que nos da batalla todos los días. Yo también fui becario, maldita la amnesia que les da algunos. Yo hoy sigo siendo becario, con experiencia, pero becario.
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