Si hay una experiencia inolvidable que me ha dejado la publicidad ha sido ésta; un cagón monumental, qué monumental, yo diría precioso, hermoso, bello, bueno, la neta no encuentro un calificativo adecuado para el nivel de esa llamada de atención. Y no exagero, no me cagó mi dupla, o la de cuentas… que ya ven que ni se les da ese pedo de querer regañar a todo mundo, me regañó el VP creativo y para la edad y la nula experiencia que tenía, para mí era como si Dios mismo hubiera bajado a hacérmela de tos. Comenzar en este negocio es complicado desde el principio, y si tienes la fortuna de equivocarte y que te regañen, es muchísimo peor. Bueno eso cree uno, cuando está en ese momento. Aún recuerdo como pasó con pie firme detrás de mi lugar y cuando justo pensé que se seguía de largo, ¡pum! Palmada en la espalda diciendo: ¡Acompáñame a mi oficina! ¡Uf! Sentí tal cual lo que sintió Brasil cuando perdió con Alemania… ¡feísimo! Comenzó la charla con un: ¿Qué vamos a hacer? ¿En verdad sí te quieres dedicar a esto? ¿Prefieres que te cambie de área o qué hacemos? a lo que con voz temblorosa y casi llorando respondí: No, pues, se me fue, andaba en mil cosas y ya no revisé…. Soy el responsable y asumo las consecuencias… Se sonrió y dijo asumo que asumes las consecuencias, ¿qué vas hacer para que no ocurra de nuevo? Con las pocas ganas que aún tenía de estar ahí, lo único que pude decir fue: pues si me vas a correr, nada, si sigo acá revisaré con muchísima más atención… ¡No te voy a correr! Lo dijo medio riéndose y ya vete a tu lugar. Llegué por supuesto hecho una piltrafa, desilusionado, triste, preocupado, pero sobre todo, con un montón de pena. A los dos segundos mi Dir. Creativo me dijo: Tranquilo morro, eso a veces pasa y a todos. Mientras también era llamado, claro parte de la cagada también le tocó a él. Después de unos días dudaba de todo, tenía miedo hasta de pelotear y claro, había cuestionado mi trabajo, a lo que me quería dedicar y cualquier cosa que se me pedía, lo mandaba rogándole a toda la banda celestial que todo fuera en orden. Después de algunos meses, incluso años, llegó el día que me fui de esa agencia, y lo mínimo que siempre hago con la gente que me emplea es darle las gracias. Así que fui y de una manera muy contenta sólo abrí la boca para decirle: ¡muchísimas gracias! Pensé que no tendría nada lindo ni nada bueno que decirme, pero sí, y también sonriendo se despidió… Hoy, ya con unos años más de experiencia, de más camino recorrido y con muchas horas de vuelo, le agradezco por cada una de las palabras que me dijo, agradezco que no le pasé desapercibido, porque gracias a eso, obtuve más compromiso con las cosas que hacía, me hizo ser más cuidadoso, y gracias a eso hoy intento hacer de manera impecable lo que se me asigna. Hoy gracias a ese cagón, a mi primer jefe, al cual estaré agradecido siempre por ser el primero en darme la oportunidad de estar en este medio y a todos los demás jefes con los que he trabajado hoy soy lo que soy en el tema laboral. Así que de verdad. ¡VP muchas gracias por el cagón! AUTOR Imagen cortesía de iStock
Comentarios