Los procesos de aprendizaje en mercadeo y publicidad están definidos por la posibilidad de acceder buenas instituciones educativas y/o la oportunidad de lograr una vinculación a empresas que le permitan hacer prácticas laborales respetables, el reto de la formación en estas áreas se caracteriza por las competencias de los docentes que en muchos casos tienen gran experiencia profesional y pocas habilidades pedagógicas o por el contrario son excelentes maestros con algunos vacíos profesionales. Para las instituciones educativas resulta un gran reto encontrar formadores que respondan a un adecuado equilibrio entre docencia y experiencia, que permita a los estudiantes construir nuevo conocimiento e integren modelos educativos más enfocados en cómo aprenden los individuos que en cómo enseñar una cátedra. La posibilidad de desarrollar programas de formación en áreas de publicidad y marketing que sea realmente efectivo debe permitir que se dé el conocimiento fuera del aula, la experimentación permanente, la evaluación constructiva, el monitoreo permanente de las necesidades actuales de los mercados y el aprendizaje propositivo y colaborativo, por tanto la academia debe hacer un seguimiento permanente del escenario profesional si en verdad está interesada por entregar al medio individuos capaces de responder a las demandas del mercado, asegurando la calidad de su oferta bajo condiciones de innovación. Las agencias no son universidades, sin embargo cumplen una función pedagógica muy importante en el proceso de formación de los estudiantes cuando estos desarrollan prácticas laborales, en las agencias no hay docentes de planta que acompañen el aprendizaje de los futuros profesionales, sin embargo pueden llegar a ofrecer excelentes oportunidades de aprendizaje permanente y mentores para la profesión y la vida. La academia debe alinearse mejor con las dinámicas operativas del mercado, el ejercicio de sensibilización con la vida profesional de los estudiantes no se puede limitar a unas horas de prácticas empresariales. La selección de docentes, la actualización de la propuesta formativa y la versatilidad de las unidades de investigación de las instituciones deben contemplar la dinámica del medio de una forma más rigurosa y cercana ya que en algunos casos no hay pertinencia entre la oferta y la demanda de profesionales que se gradúan. Los procesos de formación deben contemplar la evaluación como método de análisis y diagnóstico de las competencias y no solo centrarse en el logro. Algunos plantean que la verdadera publicidad no se aprende en el aula, sin embargo es claro que pasar por una institución educativa formaliza la profesión, en una agencia nunca pedirán las notas de un estudiante, pero si medirán sus competencias profesionales y sociales, su habilidad para resolver problemas y liderar proyectos que terminarán siendo parte de las necesidades de los clientes. La opción llega a ser el camino del emprendimiento, sin embargo la creación de empresa publicitaria requiere de un profundo conocimiento de la industria, aspecto que se consigue de forma conveniente desde la experiencia laboral, es entonces donde se evidencian las grandes dificultes que no permiten presentar propuestas relevantes que aporten a la disciplina publicitaria de manera efectiva para garantizar la calidad de los servicios ofertados y la dignificación de la profesión. Es por eso que se requiere de mayor atención al emprendimiento en publicidad, generar cátedras específicas que permitan articular planes de negocio con alto nivel de competitividad y que responda a las exigencias de la industria y deje bien parados a publicistas, docentes y estudiantes. Imagen cortesía de iStock
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