Y estuve, estuve 10 años y sí no les voy a decir que no aprendí, por supuesto que aprendí y muchísimo, fueron años maravillosos, llenos de amigos, interminables cabezas para el cliente de los colchones, chelas los jueves, música “con ondita”, jeans y converse rotos, pero ¿saben? Me cansé de todo eso, no sé si maduré, simplemente un día me di cuenta que ya tenía 32 años, que probablemente en 3 años más me iba a ver como mi actual jefe que tiene sus 40 y pico y sigue usando jeans rotos y le dicen “chavo-ruco”, entendí que venía una oleada de chavos con muchísimos más conocimientos que yo (al menos digitales), con muchísimas más ganas que yo de desvelarse (después de 10 años créanme que las ojeras pesan) y con muchísimos menos gastos que yo (algunos viven aún con sus padres), después de todo ese análisis me dije: ¡Hasta aquí llegué! Me voy de las agencias y de verdad que no me arrepiento, no les voy a mentir extraño ese mundo, tiene algo especial que te hace ser adicto, pero no sé al menos a mí me está dando un descanso físico, mental y emocional, ¡porque vaya que trabajar en una agencia desgasta y mucho! Con esto para nada quiero desmotivar a los que están a punto de entrar a la agencia de sus sueños, al contrario esto es para que entren con más ganas aún, rómpanle la madre a todos los “chavos-rucos” que se aferran a una silla, que ya no tienen nada que aportar y que no se da cuenta que su momento ¡ya fue! Yo quería estar en una agencia chicos y lo conseguí y de verdad que fueron los mejores años de mi vida, pero ahora es momento de crecer profesionalmente, de estudiar una maestría y de seguir adelante para darle paso a esos talentasos que vienen a revolucionar las ideas y el trabajo en las agencias, porque estoy segura que la era digital vino a romper la tradición de las jornadas laborales de más de 8 horas. Si ustedes también quieren estar en una agencia vayan y lógrenlo, denle los mejores años de su vida y si después de dárselos quieren seguir, sigan. Amen su trabajo pero siempre tomen en cuenta que si ya no son felices con lo que hacen es momento de seguir otro rumbo. Imagen cortesía de iStock
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