La semana pasada presenté una campaña delante de toda la agencia. No era la primera ni espero, sea la última vez, pero tengo que admitir que me falta el Pitch. Esa sensación de echarte a los hombros la responsabilidad de venderle al cliente las propuestas del equipo puede ser abrumadora; no olvidemos que del resultado depende la continuidad de varios miembros del equipo o no, pero como publicitaria es algo que necesito. Como algunos defienden, y tienen su punto de razón, siempre es más seguro tener un cliente fijo al que para bien o para mal conoces y sabes que acabará aceptando lo que se le proponga sin buscar nuevas propuestas en otras agencias. Ahí radica el problema, cuando nos dormimos la siesta porque sabemos que ese cliente estará con nosotros hasta que la muerte nos separe. Bueno el problema o la comodidad. Algunos defienden que eso te da cierta tranquilidad y la garantía de que tendrás un puesto de trabajo indefinido pero de otro lado, lo siento mucho pero para mi eso es básico en el día a día de una agencia. Probablemente se harán más horas extras, habrá más estrés pero más satisfacción, se está más vivo cuando uno tiene sana competencia. Recalco la palabra sana porque no se trata de entrar en una espiral de perfeccionamiento que nos lleve al extremismo. Necesito retos profesionales que me hagan sentirme activa porque no olvidemos que para ser publicitario hace falta tener curiosidad, sed de conocimiento y estar al día en todos los temas posibles, desde los resultados deportivos a los chismes de la prensa rosa pasando por los sucesos que pueden hundir una campaña planificada desde hace tiempo. Este es un tema difícil sobretodo cuando tu dupla se siente inspirada y tienes que decirle, lo siento pero esto no es lo que el cliente quiere, tenemos que ceñirnos a sus gustos ya predefinidos por contrato. La publicidad vive con el cambio, con el reto constante y la evolución por eso muchos anunciantes necesitan un amante, una nueva agencia que le de sal a la vida de su producto/marca/servicio. Eso también nos da vida a nosotros, nos hace entrar en el juego de la competencia, de la seducción y nos hace dar lo mejor de nuestro ser publicitario para llevarnos el gato al agua ¿o no lo ven así? Imagen cortesía de iStock
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