No todos las segundas partes son malas… o sí, como dicen por ahí, todo depende del cristal con que lo mires. La relación amor – odio que desarrollas con esta bonita profesión, llamada publicidad, en cierto modo es muy parecida a cualquier otra, tienes que tratarla con cariño, respeto, darle y darte espacio, espacio para pensar, para crear y sobre todo es muy importante que entiendas todo lo que está sucediendo a su alrededor para poder encontrar el motivo de su comportamiento frente a uno u otro producto. Hallar lo que le está molestando, resolver el tremendo desorden que el beneficio funcional de su producto le ha provocado no es tarea fácil, cuando te enfrentas a este reto se vuelve totalmente necesario crear historias que enamoren a todo público y filtro por el cual pasa tu idea. Todo se trata de tener la firme convicción de llegar a tu lugar, comenzar a llenarte la cabeza de buena información, nuevas ideas y repasar todo aquello que necesitas. Parece todo un proceso y efectivamente, lo es y a veces resulta que durante el camino y después de tantas bateadas por parte de tus directores, encuentras a la señorita frustración, quien siempre nublará tus pensamientos y como resultado perderás el objetivo, pero aquí lo importante es que en el momento que comiences a tener este sentimiento levantes la mano y hables con quien tengas que hablar, ya que en muchas ocasiones suceden varias cosas, probablemente esa frustración sea producto de un mal brief, de un mal feedback o simplemente necesitas salir, respirar profundo y decir lo voy a volver a intentar. ¿Recuerdas que así es esto de las relaciones? Cuando algo te importa de verdad, luchas por obtenerlo y siempre conservar todo en buen estado, la publicidad es igual, en toda agencia encontrarás personas muy interesadas en ayudarte, no por eso se van a sentar a tu lado y te harán tomar un dictado, pero si procurarán atender y ayudarte a resolver tus dudas (más cuando saben que estás arrancando en la profesión), sin embargo también encontrarás la otra cara de la moneda, aquellas personas que por evitarse muchos pasos y “ocuparse” de otras cosas te dejarán a tu suerte para que cuando surja algún problema o todo vaya viento en popa sean las primeras en entrometerse en tu relación y tratar de fracturarla. El secreto para evitar lo anterior está en no permitir que las cosas salgan de tus manos y ponerte las pilas para nunca llegar a eso. Moraleja: No dejes que se metan en tu relación. Imagen cortesía de iStock
Comentarios