Sucedió. Recorte de personal. La cuenta que manejabas decidió no renovar contrato con la agencia. Hiciste un muy buen chiste de un cliente, frente al cliente. O simplemente decidiste salir por tu propio pie. Sea cual sea el motivo, hoy dejaste de trabajar. Hoy dejaste de recibir esa constante, segura y maravillosa quincena que siempre esperabas con más ansias que la navidad misma. Es hora de enfrentar el mundo real, y es hora de decir con todas sus palabras —Hola, soy creativo/copy/diseñador/ilustrador, y soy Freelance. No, no da miedo, da pavor. Pero espera. Se supone que toda la vida has sido Freelance, o al menos a mi no me ha tocado conocer a nadie en el medio que no haya realizado al menos un trabajo por fuera de la oficina en su vida. Si, ese volante que le hiciste a tu abuelita para la iglesia también cuenta. Pero entonces, si toda la vida has hecho trabajos de esta índole, porque hoy estas tan asustado —Está bien, no estás asustado, estás aterrado— ¿No crees que pudiera ser algo interesante? Alguien dijo en algún momento, la necesidad es la madre de todas las cosas, y cuando hay una gran necesidad, hay una mayor… cosa. A lo que voy es a que es hora de que te prepares para ese momento. Tal vez ya estás ahí. Si es así, no desesperes. Y si no estás ahí, la verdad es que nunca sabes cuándo puede llegar, pero seamos honestos, en ocasiones sabes cuando las aguas están turbulentas; como dice el refrán, si las barbas de tu vecino ves cortar, cómprate una mejor Mac. Así que sin mucho más preámbulo, tres consejos que creo servirán, si te llegas a ver en la necesidad, o decides que es hora de comenzar a trabajar de manera independiente: Trata a tus clientes como si fueran el único. Las personas van a recordar dos cosas de ti cuando realices un trabajo, la calidad del mismo y como fue tu servicio hacía ellos. Si logras crear una conexión real con tus clientes, los atiendes y siempre estás al pendiente de sus necesidades, incluso si eres pro-positivo con ellos, te valorarán de una manera diferente. No tengas miedo de ser honesto y decir que estás haciendo algo por darles gusto, que se den cuenta que estás realizando un esfuerzo extra solo por ellos, siempre será bien valorado. La mejor publicidad que existe es un cliente feliz y que este hable bien de ti. Crea tu propia página web. En este momento es lo más sencillo que existe, y por el costo de dos cafés con extra ego, puedes solventar el pago de un dominio y el hosting de tu propia página web, la cual tú vas a diseñar, si, tú vas a diseñarla, y en el proceso aprenderás a usar WordPress, Joomla o la herramienta de tu elección. Sabes el impacto que produce el tener tu propia página web, tu propio correo y tarjetas de presentación en nuestro medio. Si. Lo sabes. Arriésgate. Ya no tienes excusas, eres libre. Ya no hay una ejecutiva, ni un director ni nadie que se interponga entre tú y el cliente, ya no tienes ningún pretexto para tomar un brief correctamente, para “ser creativo”, es hora de que demuestres de lo que estás hecho. Toma el toro por los cuernos, habla y exprésate, pregunta, vuelve a preguntar y aprende, estar con un cliente y entender lo que quiere vender, cómo quiere venderlo y lo que quiere obtener de esa venta, es un trabajo delicado y requiere de toda tu experiencia, con todo y eso, busca siempre llegar más lejos, sorprende, salte por la lateral, ataca por las bandas, lanza ese pase en cuarta oportunidad, intenta cosas nuevas y diferentes, busca ofrecer lo que los demás no ofrecerían, dale valor a lo que haces de la única forma en que sabes: siendo un profesional. Imagen cortesía de iStock
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