La humanidad se ha mantenido evolucionando durante miles de años, cada día, a cada segundo, no podemos evitar la evolución como un proceso natural y fundamental; de la misma manera entre los “Creativos” es inevitable formar parte de los efectos de la evolución social, aquella que parece ya nos ha rebasado en diferentes aspectos. El ser humano creativo es una especie muy extraña y difícil de encontrar, ya que a través del tiempo se ha ido extinguiendo poco a poco en medio de la falta de inspiración, la falta de dedicación que viene acompañado del tiempo mismo que se mantiene para esta profesión, así como la falta de capacidad económica y medios que le permitan llevar a cabo aquellas ideas que creen dignas de plasmarse (y esto no lo digo por simple gusto, es el resultado de un estudio realizado por IStock). Además de los puntos antes mencionados es realmente importante entender que los creativos no son personas que puedes encontrar en cualquier lugar, no es una profesión para la cual uno pueda estudiar y graduarse con altos honores y realizar una maestría en “Ideas Brillantes”, la base de la creatividad se encuentra en la capacidad nata del ser humano para crear mundos, historias, generar sentimientos en una pequeña caja que nosotros conocemos como cerebro; es por ello que la profesión de los creativos se encuentra devaluada y cada día pierde esa posición social tan privilegiada con la que hace un par de décadas contaba. Es muy común toparse en cada esquina a personas que aseguran ser creativos y vociferan que no son una más del montón, y aquí es donde radica el verdadero problema de la actual extinción de dicha profesión, ya que no entienden la responsabilidad que implica el generar ideas, plasmarlas y finalmente ejecutarlas, y no hablo de cualquier idea, sino de crear una que sea capaz de mover hasta el más íntimo rincón del cliente. Porque actualmente encuentras ideas que se venden en $80 pesos con todo y diseño o las venden por metro, y esto es un verdadero engaño porque sabemos que las ideas no tienen precio y peor aún, en nuestro profesionalismo sabemos muy bien que estas no son ideas originales que pueden ofrecen un valor agregado, y no me malinterpreten pero es una patada en el hígado ver que haya tantas personas que cada día le dan menos valor a la profesión que otros tantos elegimos como camino de vida. Porque ser creativo no es un hobby, verdaderamente exige mucho tiempo y esfuerzo, pues a diferencia de otras profesiones debes aceptar que tu cliente te diga que sabe hacerlo mejor que tú, que muchas veces tengas que aceptar mucha gente sabrá cómo hacer las cosas por las cuales te pasas horas y hasta días sin poder conciliar el sueño, esto tampoco es culpa de ellos, sino de nosotros por no actuar profesionalmente y muchas veces permitir que se sobrepase esa línea que divide nuestro trabajo de “su trabajo”, porque nunca he escuchado decirle a un paciente al doctor cómo sería mejor que lo operaran o un alumno a su maestra reclamarle porque al sumar 2+2 el resultado fuera 4, nosotros al formar parte de un mundo de ideas intangibles nos exponemos a múltiples opiniones y más aún si hay otros tantos colegas que en lugar de enaltecer nuestro trabajo lo demeritan con ideas dignas de nunca haber visto la luz. Es necesario que los verdaderos creativos salgan nuevamente, que estén decididos a afrontar al cliente y sobre todas las cosas que sean capaces de crear nuevas ideas, lejos de los estereotipos tan explotados, crear ideas con valor que enamoren, inciten, que nuevamente te hagan perder la respiración. Imagen cortesía de Istock
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