Hasta hace tan sólo un par de décadas la publicidad en televisión abierta en México era exclusiva de Televisa. La llegada de Televisión Azteca incomodó a la empresa de Azcárraga Milmo que aún vivía, que carente de inteligencia para negociar, se había acostumbrado a decisiones tiránicas que siempre resultaban en su favor y en contra del anunciante, para Televisa sus clientes eran menos, mucho menos que sus empleados. El cambio de ciertas políticas en canales públicos y la aparición de canales como el 40 y más tarde el 28 hicieron que tanto Televisa como Televisión Azteca, años después, sacaran las garras y defendieran algo que a todas luces consideraban como patrimonio de las empresas: la inversión publicitaria. 2015 marcará la llegada de dos nuevas cadenas nacionales a la televisión abierta en nuestro país. Aunque la reforma en materia de telecomunicaciones llegó con un retraso de más de tres lustros, en lo que se refiere a la inversión publicitaria en el medio ésta se verá dividida de manera gradual o si la oferta de programación de los nuevos canales es lo suficientemente atractiva de una forma más rápida. Lo que afectara de manera directa al actual duopolio. En esta ecuación debemos sumar otros factores como el crecimiento en la migración que se ha dado en los últimos años de la publicidad de la televisión abierta a la televisión de paga. El cada vez peor posicionamiento de la marca Televisa entre los sectores de mayor poder económico y la poca respuesta que han tenido las marcas que han creado tratando de ocultar su pertenencia a Televisa como son el caso de Izzi o Veo. Eso sin contar los kilómetros que les lleva ya de ventaja Carlos Slim en Internet con Unotv, Clarovideo y Claromusica. En los próximos cuatro o cinco años la forma en que se pauta y vende la publicidad en televisión abierta en México cambiará de manera radical. Lo deseable es que con estos cambios la oferta de contenidos nuevos, atrevidos, creativos y propositivos aumente. La realidad es que tal vez esta discusión sea irrelevante si los contenidos y espectadores cambian de plataforma, como parece ser la tendencia. El peligro será que muchos canales sobrevivan de la llamada publicidad oficial y de esta manera se conviertan en órganos de propaganda del gobierno como ya sucede con los espacios informativos de Televisa en específico. AUTOR Armando Enríquez Vázquez Productor de televisión, escritor desde hace más de veinticinco años, columnista en diferentes publicaciones virtuales e impresas. Oriundo y transeúnte de una de las ciudades más pobladas del mundo de la que estoy orgulloso. Mis encuentros y desencuentros con la publicidad se han hecho muchas veces desde el terreno del receptor del mensaje y no del emisor. Me ocupan entre otras cosas el futuro de los medios, el abuso de la palabra creatividad y el desarrollo de contenidos atractivos en diferentes medios. Imagen cortesía de iStock
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