Renovarse o morir. Conforme a las teorías evolutivas, los organismos vivientes deben adaptarse, cambiar, evolucionar con tal de perpetuar su especie, aquellos que no cambian, que son atrapados por la rapidez de los cambios desaparecen. Estas reglas aplican al mundo corporativo también. Hasta hace un par de años, la idea de que alguien pudiera sustituir el cine o la televisión por la oferta en Internet era absurda. Durante años se aseguró que los contenidos de entretenimiento grabados en Internet no podían pasar de diez minutos y además la inversión era muy difícil de recuperar. Así fue para los pioneros en Internet. A pesar de ello en Estados Unidos y Canadá las webseries, series de entretenimiento para Internet con capítulos que oscilaban entre tres y quince minutos de duración cada uno comenzaron a tener cierta popularidad y rentabilidad. En México, la primera webserie que recuerdo se realizó en 2010, previa al campeonato mundial de futbol de Sudáfrica. Fue producida por la agencia aseguradora Axxa y se llamó El Talismán. Contó con una campaña promocional en espectaculares y posters en las paradas de autobús. Dos años después, Axxa produjo una segunda webserie, esta vez haciendo alusión a varias formas en las que el mundo acabaría en el 2012. La webserie se llamó así 2012. Después vinieron webseries producidas por Nescafé y Volkswagen. Todas estas webseries servían de pretexto para anunciar marcas y productos. En algunos casos como las de Axxa y Volkswagen bien producidas y escritas de manera atractiva para el espectador, que perdonaba el product placement. No sucedía lo mismo con la propuesta de Nescafé, que resultó muy burda. También productores independientes y sin acceso a los medios tradicionales y monopólicos del país produjeron webseries de diferentes calidades y temáticas. Recuerdo entre otras, una propuesta interesante de terror, producida en Baja California. En España, tanto Antena 3, como RTVE aprovecharon la plataforma para producir webseries que por temática o duración no tenían cabida en sus pantallas. Las webseries parecían ser el futuro del entretenimiento. En Estados Unidos incluso se creó un premio al estilo Oscar o Emmy, que premiaba a los mejor de la producción para Internet. En paralelo, surgieron sitios que comenzaban a distribuir de manera legal e ilegal series de televisión y películas. Los internautas comenzaron a consumir contenidos que tenían una duración mucho mayor a quince minutos y con altos estándares de producción. En 2013 el mundo del entretenimiento cambió para siempre. Netflix estrenó la primera serie hecha para Internet. House of Cards, estelarizada por Kevin Spacey y Robin Wright. La serie fue un éxito inmediato, acabando con el escepticismo de los directivos de las cadenas tradicionales de televisión abierta y de paga en Estados Unidos. Netflix aprovechó las ventajas de Internet: Contenidos On Demand, o sea cuando el espectador quiere y donde quiera y por otro lado poner los trece capítulos de la temporada a disposición del público el mismo día del estreno de la serie. Así el espectador no tiene que esperar una semana para el nuevo capítulo. La serie y los protagonistas de la misma fueron nominados a los premio Emmy, lo mismo que algunos de los participantes de Orange is the New Black, un sitcom producido también por Netflix, que además, también estrenó Hemlock Grove, una serie de vampiros y hombres lobo. Este año Netflix estrenará la tercera temporada de estas series, así como nuevas series. Amazon, por su parte, anunció el 13 de enero que Woody Allen producirá una serie para esta empresa. En la página de RTVE uno puede ver cualquiera de las series de ficción o documental que ha producido la televisora. El futuro del entretenimiento no pasa por la pantalla de televisión. Los nuevos consumidores con poder adquisitivo casi no prenden la televisión. Televisa y TV Azteca han reaccionado de manera muy lenta y bajo sus mismos esquemas lerdos. Hace ya más de tres años Slim está a la cabeza en ese sector en Latinoamérica con Unotv, Clarovideo y Claromusica. Cadenas como FOX y HBO ofrecen ya sus contenidos por internet y lo mismo sucede con ligas deportivas como la NFL. Netflix se encuentra rodando ya su primera serie mexicana en español; Club de cuervos. Queda una pregunta por hacer. ¿Entonces la reforma en materia de telecomunicaciones para qué diablos sirve en el caso de la televisión? AUTOR Armando Enríquez Vázquez Productor de televisión, escritor desde hace más de veinticinco años, columnista en diferentes publicaciones virtuales e impresas. Oriundo y transeúnte de una de las ciudades más pobladas del mundo de la que estoy orgulloso. Mis encuentros y desencuentros con la publicidad se han hecho muchas veces desde el terreno del receptor del mensaje y no del emisor. Me ocupan entre otras cosas el futuro de los medios, el abuso de la palabra creatividad y el desarrollo de contenidos atractivos en diferentes medios. Imagen cortesía de iStock
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