Se dice que el trabajo en una agencia publicitaria se divide principalmente en dos partes: generar ideas y saber venderlas. Pero en ocasiones, la segunda tarea resulta un reto mayor, cuando los clientes se vuelven un verdadero dolor de cabeza. Aunque debemos aceptar que ellos son los que literalmente nos dan de comer. A continuación presentamos una tipología de clientes a los que todos nos hemos enfrentado: El analista. Es aquel cliente que se toma su tiempo para evaluar absolutamente todo, es meticuloso y está informado de todo lo que ocurre dentro y fuera de su empresa. Los procesos con él pueden demorar días o semanas. El apresurado. Te pedirá las cosas para hoy, son personas que no se permiten perder ni un segundo. Para él el tiempo es dinero. El soñador. La meta para estos clientes es muy alta, sin embargo, el capital económico no siempre les permite alcanzarla. Sin embargo te permiten realizar las acciones más creativas que no impliquen un alto costo. El inseguro. No decide si apostar por algo innovador o seguir manteniendo la misma comunicación. Con este tipo de clientes no sabes qué tan creativo ser, pues suele echar cualquier idea para atrás. Si le muestras más de una opción no sabrá cuál elegir y una vez hecha su elección es seguro que te llame al siguiente día para pedir la otra. El dominador. A pesar de contratarte querrá involucrase en tu trabajo en todo momento. Constantemente llamará, mandará correos para cuestionar cómo van las cosas y dará opiniones con el afán de que sean tomadas en cuenta. El apático. Con este cliente tendrás que trabajar el doble, al contrario del dominador no suelen involucrarse ni en lo más mínimo. Son distantes y poco comunicativos. Tú trabajo tendrá que ser exprimir la información que requieres. El insatisfecho. Te pedirá 10 opciones y con ninguna quedará conforme. Nada es demasiado bueno para su marca, cualquier detalle insignificante puede hacer que rechace el proyecto, son incapaces de hacer elogios y suelen ser duramente críticos. El buena onda. Este espécimen es muy difícil de hallar. Sin embargo puedes encontrarte con esta joya. Se subirá al barco contigo, no reprimirá en gran medida el capital y dará rienda a que la creatividad fluya. Estos son solo algunos tipos de clientes. En ocasiones pueden tener más de una de las características mencionadas. Aunque al final, no importa qué tipo de cliente tengas, recuerda que él es quien está invirtiendo su dinero y permitirá que tú sigas viviendo de lo que tanto amas. Imagen cortesía de iStock
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