Siempre he pensado que ser publicista y/o mercadólogo es ser Técnico en mucho y experto en poco; la profesión así lo manda. Lo somos porque tenemos la fortuna de trabajar para varios sectores e industrias y eso nos permite entender, “por encimita”, los trabajos de las marcas. Mariana Hernández (conócela aquí), dice que su trabajo le exige investigar sobre los oficios de sus clientes para poder llegar a esos insights que pegan duro y directo a los consumidores. En el RB3 ella nos contó que ser una planner dedicada le ha dado las herramientas para hacer que su equipo de trabajo no solo llene las necesidades del consumidor, también las de la empresa que busca comunicarse. El ser eso que te digo tiene otras implicaciones en la vida de las personas involucradas, te da acceso a casi cualquier tema que se esté platicando en una reunión: digamos que estás en una fiesta con tus amigos ingenieros, ¿qué puedes platicar? Generalmente ellos hablan de asuntos técnicos que nosotros podemos no entender. Pero supongamos que trabajas o trabajaste para una empresa que se dedica a impartir cursos a personas interesadas en la industria petrolera, al investigar y leer para la campaña, aprendes de los diferentes cursos que existen, de cómo es la vida de un petrolero en plataforma, de los avances tecnológicos en seguridad industrial y demás cosas. True story. Eso te convierte en alguien que puede platicar con un ingeniero o un trabajador de esa industria, también te permite continuar con la plática y seguir aprendiendo de los que saben. Tú función es iniciar el fuego (plática) con lo que sabes y alimentarlo haciendo preguntas. Todos apreciamos a un buen escuchador. La tecnicidad en muchos rubros igualmente te posibilita generar ideas creativas para el conecte de puntos, como decía monseñor Steve Jobs. Mientras más conozcas de cualquier tema, más fácil te será relacionar ese conocimiento para resultar con soluciones creativas para las necesidades que tengas tus marcas. ¿Cómo crees que se desarrolló el cloro? ¿El jabón? ¿El velcro? Demos gracias a los técnicos. Ahora, el experto en poco hace que esas ideas creativas conozcan la innovación y evolucionen para el beneficio de todos. ¿Les suena el cloro en gel? ¿El jabón en polvo? ¿El velcro industrial? Alabados sean los expertos. ¿Cómo sé si soy técnico o experto? Es muy sencillo reconocerse. Los que son técnicos en mucho leen, ven, sienten, hacen, prueban y analizan sobre cualquier cosa que sea menester del cliente, no necesariamente que les guste. En esta área estamos todos, ya saben, sacar la chamba. Los que se convierten en expertos en poco leen el doble, ven el triple, sienten, tocan y prueban muchas veces más, se capacitan en lo que les gusta, no importa si es origami o en retocar al niño dios. Pocos hay en el área de expertos, sobresalen por sus conocimientos y talentos y se convierten en modelos a seguir, como el monseñor Steve Jobs. Afortunadamente pasar de un nivel a otro es cuestión de gusto, esos títulos no son permanentes. Lo importante es que, mientras sigamos avanzando en la profesión, nos iremos graduando de técnicos a expertos. Y recuerda, lo primero es por alguien y lo segundo es por ti. AUTOR Daniel Toledo
Soy @eljimmytoledo y me gustará conocer sus comentarios.
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