No es novedad para nadie: las posibilidades que ofrece Internet para la divulgación de acciones publicitarias son enormes. Por eso vemos cada vez más de estas acciones, denominadas con horribles palabras como “stuntvertising” o “prankvertising”. Sin embargo, estas activaciones no son nuevas; se han hecho muchas veces, siempre con la aspiración de ser lo suficientemente impactantes y memorables como para que la gente las comente. Pero, desde luego, no siempre salieron bien. El trágico caso de los globos de Cleveland debe ser uno de los peores. En 1986, la organización sin fines de lucro United Way of Cleveland, de Ohio, EE.UU., decidió llevar a cabo una sorprendente acción para recaudar fondos. La idea, como en tantas otras oportunidades, era establecer un récord Guinness: lanzar al aira el mayor número de globos de la historia. Terminó estableciendo otro récord, bastante menos simpático: como consecuencia de la activación, la ciudad enfrentó varios juicios, hubo pérdidas por millones de dólares, y dos personas murieron. Los organizadores construyeron una red gigantesca en la Plaza Pública de Cleveland para contener un millón y medio de globos, que fueron inflados con helio por 2.500 estudiantes y voluntarios. Todos esperaban la señal para soltar los globos, lo que sucedió el sábado 27 de septiembre de 1986; la suelta se llevó a cabo antes de la hora programada debido a una tormenta que se acercaba a la ciudad. El número de globos superaba el récord anterior, logrado en 1985 durante los festejos por el 30º aniversario de Disneylandia. Pero justo en ese momento llegó la tormenta: la lluvia y el viento frío hicieron que los globos no pudieran subir en el aire, por lo que volvieron a descender hacia la tierra y los lagos de la zona. Según dicen, en el lado canadiense del Lago Erie siguieron llegando globos a la orilla varios días después del evento. No fue este el peor resultado: el día previo, dos pescadores habían salido en su bote cuando este se dio vuelta; los pescadores trataron de salvarse nadando mientras la Guardia Costera encontraba el bote abandonado y comenzaba a buscarlos. Pero los globos ya habían sido soltados, por lo que el helicóptero de rescate se encontró en dificultades: el piloto dijo que volar en ese momento era “como atravesar un cinturón de asteroides”. Para peor, cuando los rescatistas llegaron al lugar donde debían estar los pescadores, no lograron diferenciar las cabezas de los náufragos de los miles y miles de globos que flotaban en el agua. El 29 de septiembre se suspendió la búsqueda; dos semanas después los cuerpos de los pescadores aparecieron en la orilla del lago. La esposa de uno de ellos inició un juicio por 3,2 millones de dólares a United Way of Cleveland y a la compañía que organizó la acción. Terminó arreglando una indemnización por una suma no revelada. Entre los varios juicios entablados, hay uno por lo menos curioso: los globos que aterrizaron en Medina County, Ohio, asustaron tanto a un grupo de caballos árabes que estos sufrieron heridas permanentes. Su dueña exigió una indemnización de 100.000 dólares. Tan caótica fue la distribución de los globos, que muchos cayeron en una pista del Aeropuerto Burke Lakefront, que debió suspender sus actividades. Como activación la idea sonaba bien, y las fotos que muestran los primeros momentos de la suelta son realmente impresionantes. Pero la ciudad de Cleveland terminó viviendo un día de caos y tragedia. Menos mal que en aquella época todavía no se hacían videos de los casos, ¿no?
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