Diciembre es el mes de los buenos sentimientos, de demostrar a los demás cuánto los queremos, de hacer las cosas bien para que los Reyes se porten bien con nosotr@s, de ver a la familia y hacer como que todo es estupendo (porque para qué preocuparlos) y de reunirse con compañeros de trabajo o antiguos compañeros de escuela y hacer como que nuestra vida es genial (porque para qué quedar mal pudiendo quedar mejor). Es el mes de hacer buenos propósitos para el año que entra y fingir (frente a nosotros mismos) que los vamos a cumplir y es el momento de compartirlos en nuestras redes sociales para que todo el mundo vea que tenemos intención de ser mejores personas. …no hay nada de malo en intentarlo, de verdad que no. La cuestión es: ¿Vas a hacerlo? ¿Vas a cumplir toda esa lista de cosas que te has planteado? O ¿Va a pasar como cada año, como diciembre pasado, como el anterior y como el anterior antes del anterior y seguirás apuntando las mismas cosas una y otra vez en tu lista de buenos propósitos? No estoy echando bronca ni hablándote desde las alturas. Es decir, soy la primera que hace eso, hablo porque me pasa. Es una bronca para mí misma, en todo caso. Estoy cansada de buenas intenciones por todos lados. De estar convencida de que tengo que hacer algo y de que lo voy a hacer y ver cómo los días van pasando y pasando y esas buenas intenciones caen en el olvido y van bajando al fondo de la lista de prioridades hasta quedar enterradas. No debían ser tan importantes, supongo. O me dan miedo. O implican demasiado esfuerzo. Cada un@ tiene su razón propia para que evite hacerlas realmente. No hay nada de malo en querer ser optimista y decirte a ti mism@ a final de diciembre: este año sí, este año será mi año. Y que empiece enero y digas: cuando pasen las rebajas ahora sí. Y en febrero digas: bueno, es que he estado muy ocupada, ahora después de hacer el regalo de San Valentín ahora sí. Y que en marzo digas: Mierda, es que he estado sin un peso y ahora vendrá Semana Santa, cuando me recupere un poco ahora sí. Y así una excusa tras otra y llegará diciembre y estarás exactamente igual que estás ahora pero un año más viej@. En inglés lo llaman bullshit. Mierda… vamos. Así que sí hay algo de malo en pretender ser optimista porque sí y pasarse el rato compartiendo imágenes optimistas con textos optimistas en Facebook y Pinterest y luego, a la hora de la verdad, no hacer nada y convertir tu existencia en un círculo feo del que no se puede salir compartiendo fotos optimistas ni jugando a ser optimista. Basta ya… Si quieres que te pase algo más que lo de siempre, tienes que hacer algo diferente a lo de siempre. Vas a tener que asumir riesgos, hacer cosas que te asustan, moverte en alguna dirección. Esto es lo que te propongo hoy, que hagas tu lista de logros y agradecimientos y la tengas bien a la vista los próximos días y si hace falta el resto del año. Yo he intentado dejar de exigirme cosas a mí misma, he intentado dejar de ponerte metas que lo único que logran es darme un subidón en el momento pero desmoralizarme a largo plazo y he intentado ser cada día más realista con mi vida, mi existencia, mi manera de ser y la manera en que me enfrento a las cosas y a los retos. Y a ver, quien esté libre de pecado que tire la primera piedra. He descubierto con el tiempo que las cosas que realmente quieres hacer las haces sin esfuerzo y pasan por delante de un montón de otras cosas que parecerían más importantes. He dejado de presionarme para intentar meditar más, salir más, ver más a los amigos… Y en cambio, he visto como de repente comía mejor y disfrutaba más la comida, me inscribí a una maestría que me daba miedo con gente desconocida impulsada por el deseo de crecer, escribía durante horas sin esfuerzo y ponía mi atención en planificar mis proyectos. ¿Hace falta que me diga a mí misma: “Este año tienes que hacer…”? No. El deseo hace su trabajo. Los resortes de tu interés se activan solos. Sólo tienes que averiguar dónde están esos resortes en tu cerebro, dónde se esconden, cuándo se activan. No pretendas ser mejor persona con frases vacías, sé mejor persona sin más, ya sabes cómo se hace, nadie tiene que venir a recordártelo. No pretendas trabajar más con frases motivadoras, trabaja más en aquello en lo que quieras trabajar más y trabajarás sin necesidad de estímulos exteriores. No dones dinero el día que te dicen que lo hagas, da dinero cuando lo sientas o ayuda personalmente cada vez que puedas. Todas esas frases que lees en Pinterest no sirven de nada si no las llevas a cabo desde el genuino interés. No hace falta que te llenes de frases ajenas, construye las tuyas propias, las que reflejen tu verdad y no hará falta que las leas cada día ni que te las pongas delante porque estarán dentro de ti sin esfuerzo y serán absolutamente reales. Que el 2015, de verdad, sea real. Esta semana termina el 2014 y brindaré por mí y por ti. Pienso mucho en todos aunque no pueda ponerles cara. Los imagino en sus compus o en su teléfono con el corazón tan activo como lo tengo yo cada vez que escribo. Muy feliz 2015. Un abrazo.
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