Ayer recibimos una invitación para participar en un pitch … y es para el martes, sí, este martes. En otras circunstancias esto no sería gran problema, pero el tema es que hay otros dos en puerta, que curiosamente también son para esa semana. Así que no se me ocurre una mejor forma de explicar lo que es un pitch en una sola frase. Casi siempre son proyectos muy chidos, que nos dan la oportunidad de salirnos del día a día y sacar al David Ogilvy que juramos llevar por dentro. Bendita oportunidad, hermoso caos. El estrés de ponerte de acuerdo con el de cuentas, de decidir la mejor estrategia: nos volamos o vamos tranquis, ¿cuántas campañas?, la ilusión de darle en la madre a las otras agencias, el rebane que se arma de madrugada. Sí, es una friega, pero también es uno de los procesos en los que más se aprende como equipo y en el que al final sólo hay de dos sopas: nos amamos o nos odiamos. Obviamente cuando te das cuenta que el equipo que armaste casi se mata, sería un error volverlos a juntar en otro proyecto. Muchos se preguntan -y les preguntan a los grandes creativos- ¿Cuál es el secreto para ganar un pitch? Alguna vez yo también me lo pregunté y después de un tiempo me tocó escuchar a Rob Reilly, CCO de CP+B, contestar esa pregunta. La respuesta, me pareció la más sensata del mundo: “No involucres a gente con la que no puedas echarte unas cheves a gusto”. Desde luego habló de incluir gente talentosa, pero también de asegurarse que tu equipo tenga química, o será muy difícil que algo bueno salga de ahí. A mi, la neta me gusta mucho involucrar a todos los que se dejen, pero creo que al final sí hay que buscar esa conexión entre ellos porque cuando el tiempo es limitado y el estrés alto, mínimo hay que estar con gente que te haga pasar un buen rato y que comparta tu visión para trabajar. BTW Busca la plática de Rob Reilly de Cannes en 2012 donde habla del proceso de pitch de CP+B, lo mejor es que lo hace acompañado de su cliente de Kraft.
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