Se decidió por una carrera un poco ‘saturada’ y en la que la mayoría de las personas aseguraba necesitar ‘palancas’ para encontrar un trabajo digno, sin embargo, terminó la Universidad con altas calificaciones y enseguida obtuvo un pase al posgrado del cual, se tituló exitosamente por medio de una tesis práctica que tiempo después, vendió a la misma empresa con la que inició sus prácticas profesionales. Ha gastado aproximadamente 70 mil pesos en cursos y certificaciones para obtener un porcentaje alto en ingles convencional y empresarial. Cuenta con una certificación y más puntos en el TOEFL. Ambas titulaciones tienen un costo aproximado de 25 mil pesos. Refuerza constantemente sus conocimientos con libros de los autores en boga, y, además, se encuentra al tanto de la situación mediática en nuestro país. Se interesa por la cultura y el arte, asiste a conciertos y le encanta la música. Actualmente estudia francés en nivel principiante y acaba de ganar un porcentaje de beca para un diplomado en una de las mejores escuelas en el ramo de su especialidad. Aún no consigue un crédito bancario debido al bajo número salarial que maneja en su tarjeta de débito. Sale de su hogar desde muy temprano, y siempre llega muy tarde. Tiene poco tiempo para ver a sus amistades, para ir al cine, para pensar si se compra unos calcetines rojos, o azules, o mejor en ‘vacaciones’ cuando tenga tiempo y ya pase el frío… Se esfuerza constantemente para lograr sus objetivos laborales, pero el rezago en su vida personal le ha comenzado a pesar. No ha recibido un aumento. No le alcanza para pagar su renta. Hoy le cortaron su línea de telefonía móvil. Pero nunca ha faltado a su trabajo. En el mercado laborar actual de México, este tipo de historias es recurrente. Convivimos entre dos realidades: las personas que se esfuerzan demasiado y que no son reconocidas en el aspecto económico, y las que no encuentran empleo desde hace unos meses, sin posibilidades de desarrollarse en ningún otro aspecto. Las posibilidades de un ascenso laboral, se ven empañadas ante un inminente fracaso en las posibilidades de un ascenso social. Empleadores y dueños de empresas/agencias, no toman en cuenta las expectativas de vida del empleado, sus relaciones familiares y sus estadísticas financieras. Me ha pasado y nos ha pasado a todos, sentirnos como en Big Fish. Apenas en septiembre del 2014, México se ubicó como el tercer país de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) con la tasa de desempleo más baja, al lado de Islandia, y sólo debajo de Corea y Japón. Lo grave es que, default de por medio, lo peor del escenario económico todavía no se ha visto, falta ver el resultado de las últimas “iniciativas”. Ya no es el núcleo duro de desempleados, sino las chambas mal pagadas lo que duele. Aspirar, como profesionista, a tener problemas económicos porque no alcanza. Entre las profesiones peores pagadas en México, Diseñadores Gráficos y Periodistas sabrán de la frustración a la que me refiero, tan sólo al cierre del 2013 se contabilizaban 3.6 millones de trabajadores que obtuvieron mensualmente más de cinco salarios mínimos; sin embargo, en 2012 la cifra de personas en este nivel de ingresos era de 3.9 millones. Cada vez es más difícil entrar a un sistema de jubilación. Y en el país, 31.8 millones de trabajadores no tienen acceso a las instituciones de salud por parte de su empresa. Lo duro no es hacer una retrospectiva ante esta la situación, lo duro es, como profesionista, ¿qué proponemos hacer? Imagen cortesía de iStock
Comentarios