¿Qué harías en un mundo ideal con tu empresa, tu familia, tu relación, tu trabajo…? Seguro que, como yo, tienes una lista (mental o escrita) de cosas que harás cuando todo vaya mejor, o esté todo más tranquilo y lo tengas todo más controlado. ¿Qué tienes previsto hacer cuando la crisis pase? ¿O cuando tus hijos sean más grandes? ¿O cuando tu negocio haya despegado por fin? ¿O cuando vivas en la casa de tus sueños? Yo también pienso en el mundo ideal. Probablemente más de lo que sería sano. Pienso demasiado en el futuro. En cómo sería todo si las cosas funcionaran como yo quiero. El problema es que no existe un mundo ideal ni existirá nunca. Y el futuro que yo quiero ahora mismo no va a ser el futuro que me espera. Pensamos en esas cosas porque nos hacen sentir esperanza, necesitamos algo a que agarrarnos y un futuro brillante y luminoso y lleno de maravillosas posibilidades y miles de puertas que se abrirán en tu cara en cuanto esto o lo otro pase. Lo necesitamos porque el mundo en el que vivimos es agobiante, estresante, nos exige mucho, nos cobra por respirar, nos produce ansiedad y nos hace estar siempre corriendo de un lado para otro como loc@s. Y tenemos que pensar que no va a ser siempre así o no tendríamos fuerzas para seguir adelante con la locura. La verdad, siempre será así. Cuando algo esté bien en un lado, el otro estará regular, o habrá salido algo nuevo de lo qué preocuparnos. Es la forma en que funciona. Como participantes de la sociedad, estamos expuest@s. No es que necesitemos una salida. No hace falta apartarse del mundo para encontrar paz. La paz está en ti (ahora parezco un guru hindú, perdón, pero es que es así). Esta locura es lo normal en nuestra sociedad. El sistema juega con nosotros, nos hace sentir inseguros al máximo nivel: mira las noticias y horrorízate cada día, pero necesitamos las noticias para estar informados, mira lo que hace la policía, pero necesitamos policía para defendernos de tanto peligro, mira lo que hace el gobierno, pero necesitamos el gobierno para que haya orden y seguridad, mira lo que gastamos en burocracia y lo inútil que resulta todo pero necesitamos la burocracia para mantener el sistema. Y después nos prometen seguridad por otras vías. Nos hacen comprar cosas que no necesitamos, nos hacen creer que tenemos que ser más bell@s de lo que somos, más list@s, tener una familia perfecta y una carrera mejor. Sobre todo lo de la carrera, porque claro, si no, para qué lucharon nuestras tatarabuelas por los derechos de la mujer, no señor, tenemos que hacerlo todo y hacerlo bien. Todo a la vez. Para colmo nos pasamos la vida delante de pantallas (el móvil, el Ipod, la tele). Es un sistema perverso y seguirá siendo así siempre. Es una carrera de ratas en un circuito cerrado. Pero la salida existe. La salida es conocerte a ti mism@, tomar tu camino, hacer las cosas a tu manera. A nadie le sale todo perfecto. Siempre hay cosas con las que lidiar, en tu casa y en la mía. Te parece que lo de los demás es lo de menos porque solo ves la cara externa. Dentro, en tu casa y en la mía, hay problemas. Hay caos. Hay dudas. Hay miedo. Hay todas las cosas de las que hemos hablado. Y los problemas son incomparables, lo que para uno es muy doloroso y estresante para otro sería poca cosa. El caso es que todos tenemos asuntos que nos hacen daño y asuntos pequeños que soportamos cada día con aplomo. Y simplemente tenemos que seguir adelante y hacer lo que tengamos que hacer y liberarnos de nuestras cargas y ser lo más ajen@s al sistema que podamos sin poner nuestras expectativas en un futuro perfecto. Dejemos de pensar que nuestro negocio tiene que ser perfecto y traer dinero cada día como los negocios de “los demás”. Dejemos de pensar que somos lo peor por no saber qué podemos hacer o qué decisiones tenemos que tomar, y dejemos de pensar que todos “los demás” lo tienen todo muy claro. Dejemos de pensar que tendríamos que estar aprovechando cada minuto como hacen “los demás” y seguir unas rutinas ordenadas y tener el escritorio limpio y en modo Pinterest para poder trabajar mejor como hacen “los demás”. ¿Quién %%# (perdón por el francés) son los demás? ¿Tienen nombre y apellidos? ¿Es todo el mundo? ¿O no es nadie, sólo tu idea de lo que tendría que ser y no es para ti? Dejemos de pensar que existen decisiones correctas y decisiones incorrectas y dejemos de tirarnos siempre hacia los extremos. El gris es el mejor color, el más equilibrado; el gris es el color del zen. Me he pasado observando mucho y he aprendido a estar sin nervios, sin presión, sin ansiedad, todos tenemos el mismo cansancio, la misma presión, todos tienen que luchar con problemas como los demás, como los tuyos. Nuestras vidas no son perfectas ni lo serán nunca. Lo que pasa es que hacemos que desde afuera todo se vea bonito, pero el caos y el estrés seguirán presentes, hagas lo que hagas, solo que no tenemos que esforzarnos por llegar a un cierto punto donde todo estará mejor y podremos por fin hacer esto o lo otro. No va a cambiar. La salida es conocerte a ti mism@, tomar tu camino, hacer las cosas a tu manera. Tendrás nervios y ganas de vomitar el día que subas tu primer producto. Todo supone un reto enorme. El estrés es lo natural. Los nervios son lo natural. Las ganas de vomitar son naturales. Pero todo reluce cuando lo haces desde el fondo de tu vocación, cuando has elegido de forma consciente las horas que dedicas a tu trabajo, las horas que dedicas a tus aficiones, las horas que dedicas a tu familia. Eso sólo pasa cuando te has llegado a conocer a ti mism@, cuando has tomado tu camino y cuando has aprendido a hacer las cosas a tu manera. Cuando te has convertido en un individuo independiente pero comprometido (con tu vida y con la de los que te rodean). Esta mañana pensaba que en realidad es fantástico, porque te das cuenta de algo muy valioso: que no habrá mejor momento que ahora, que cuando tienes que disfrutar las cosas es ahora, con nervios o sin, con estrés o sin (sin vomitar si puede ser). Que cuando tienes que tomar decisiones es ahora. Es tu camino, no dejes que la idea del futuro ideal te lo quite. Esto pretendo sacar de ti y de mí. Espero seguirte viendo por aca para decirle al mundo que vivimos como queremos. Que le pusimos la cara al miedo e hicimos algo para nosotr@s, porque te lo mereces, porque todo eso que tienes dentro tiene que salir a la luz. Los demás también nos merecemos verte brillar. AUTOR Berenice Torres Diseñador Gráfico que la vida ha llevado hacia la investigación y entendimiento del mercado y consumidor, actualmente cursa una maestría en Alta dirección en Publicidad y Comunicación. Colabora en diversos proyectos de emprendimiento a la medida, dispuesta a seguir aprendiendo y compartir lo aprendido para ayudar a dar valor visual y de comunicación, entre su desarrollo ha trabajado en varias empresas y agencias de Branding y publicidad como Ogilvy & Mather, Becton Dickinson de México y American Express. Imagen cortesía de iStock
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