Argumentar e innovar son dos conceptos que se unen para crear “algo” nuevo. Generar ideas bajo el esquema de un mapa mental es el principio, pero qué pasa cuando no se argumenta, cuando accedes a todas las ideas de tu cliente, cuando no sustentas lo que propones?… Fácil, no conseguimos un resultado óptimo, no proponemos nada diferente y peor aún, la creatividad se estanca. Es decir, se trata de evitar una actitud inflexible, el cliente que solicita algún proyecto tendrá su concepto, su punto de vista, intentará convencernos y nosotros a él, así que argumentar es tratar de llegar a un punto medio. No es complacer, y tampoco es proponer sin tomar en cuenta las ideas de nuestros jefes o clientes, más bien es crear un diálogo para sostener nuestras propias ideas y mejorarlas (integrarlas) con otras ideas durante ese argumento. Lo ideal es no estar de acuerdo con las primeras ideas, hasta ir puliendo el objetivo, el impacto que buscamos y lo que queremos comunicar. El concepto de los proyectos de diseño surge bajo una diversidad de perspectivas que deberían fusionarse… no sólo es una, son distintas reaidades que se mezclan para dar funcionalidad. Lo principal es mantenernos en una meta en común discutiendo las ideas, no jerarquizandolas, hacer un recorrido a los conceptos del primer brainstorming para ir configurando el proyecto (el mensaje, el espacio, la interacción, etc.) Cuando buscamos un equilibrio respecto a la toma de decisiones en el desarrollo de los objetos diseño, y dependiendo la naturaleza del proyecto, se generan varios argumentos… el nuestro como creativos, el de la audiencia como usuarios, los del cliente como “conexión con el problema”, así que desde esas tres visiones (configuración, función y problema) se debe evaluar para encontrar ese equilibrio. Claro que nuestro trabajo es centrar nuestra experiencia y guiar los enfoques, ir entretejiendo cada parte del proceso. Lo mejor es prepararnos para argumentar, para convencer, para guiar los proyectos, así brindaremos confianza al cliente y ellos a su vez generarán credibilidad en su target. Principalmente debemos aprender a tener una actitud abierta, dispuesta a mediar la más desorbitada perspectiva del cliente, seleccionar las ideas que funcionen e integrarlas a nuestros propios conceptos. Sólo así nace la innovación, sólo así podemos ver un panorama más completo y proponer algo distinto a lo que muy probablemente ya existe.
Autor
Erika Valenzuela
Originaria del DF pero radicada en Ciudad Juárez, es diseñadora gráfica, en el 2008 comienza la maestría en Diseño Holístico donde se adentra a investigar, publicando sobre temas como tecnología, diseño y entorno social. Dede entonces continúa escribiendo, emprende proyectos de diseño y ha dado conferencias. Este año ha publicado en la revista Código en sus versiones impresa y electrónica, es colaboradora también del blog GraphicLust y es editora en FOROALFA. @dgraphicstyle.
Imagen cortesía de iStock
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