Si a ustedes les molesta tanto la publicidad como a mí, (no se saquen de onda, prometo hacer sentido cuando terminen mi reflexión) sigan leyendo.
Justo regresé ayer de Guadalajara donde fui a presentar un pitch a la dueña de una compañía de productos de consumo que quiere hacer su nueva campaña con una agencia “de verdad” -en sus palabras-. Sinceramente, espero que la agencia salga favorecida de esta presentación porque presentamos una idea que estoy seguro le va a hacer mucho sentido a la gente y le va a hacer muy bien a la marca.
Pero no es de eso de lo que trata este post. Ni del comidón que nos dimos en la casa de los platos, ni de la dueña de la compañía que, más que “dueña de Compañía” parecía una mujer salida de las páginas centrales del “Hola”. Mi reflexión de este jueves tiene que ver con algo que, como los dientes de los castores, nunca deja de crecer y en donde tristemente la falta de ideas se hace presente cada vez de manera más importante.
Se trata de los espacios publicitarios disponibles. Es decir: cada rincón del mundo.
Me explico: desde hace tiempo, ya no es necesario tener un espectacular de 12×4 metros para poner un anuncio de tal o cuál marca, o tener una pauta de radio para que el público se entere de los beneficios de equis producto.Ahora cualquier cosa puede ser un medio. Una silla, un árbol, vaya, hasta el suelo puede funcionar para comunicar los beneficios de cualquier producto si el mensaje es el adecuado.
Lo reitero: si el mensaje es el adecuado.
La razón es muy simple: los consumidores están cada vez menos tiempo arranados viendo la tele y más tiempo en otras partes. Las marcas, evidentemente necesitan estar donde están los consumidores para generar visibilidad. Por eso el creciente deseo de estar ahí “creando una conversación con ellos”.
Aquí es donde se caga la cosa. Y no lo digo por todos los espacios que se convierten en medios, como la charola para comer en el avión, que ostenta un mensaje lamentable de sony y telcel de su teléfono xperia z2 con smart band, las servilletas de Jumex o las partes traseras de los respaldos de los taxis.
Por el espacio a utilizar no tengo problema. Lo digo por los mensajes tan insulsos que todas las marcas ponen en ellos. Mensajes que no generan ninguna conversación ni ninguna empatía. De hecho, me atrevería a decir que generan exactamente lo contrario. La “publicidad” que hacen está totalmente desvinculada con el medio en donde aparecen. (Aquí es donde yo soy en primero en odiar la publicidad). Mensajes aburridos, que no aprovechan el medio y que se convierten en un estorbo visual y una invasión total al espacio personal. Muy molesto.
Marcas: tooodo sería taaaan distinto si hicieran mensajes que tuvieran sentido y que fueran entretenidos. Al final, el objetivo de la comunicación es crear vínculos afectivos con los consumidores para generar recordación, no poner mi marca hasta en la sopa para que a corto plazo todo el mundo me odie. De nada sirve replicar el billboard de Jeep en el compartimento superior de los aviones si el mensaje no tiene nada que ver con el momento de la experiencia que vive el viajero en ese preciso instante. Estoy seguro que nadie se lleva una buena impresión de esos mensajes colocados “estratégicamente a huevo”.
Como los medios son diferentes, las ideas tendrían que jugar un poco con ellos, sin perder el concepto general de la marca, porsupuesto. La mayoría de estos mensajes, se convierten en basura visual, en dinero mal invertido y en mala imagen para la marca. Y que no se me mal interprete: todo el mundo tiene el derecho de rentar el techo de su casa para hacer publicidad, o dejarse tatuar la frente por Kleen Bebe si así lo desea. Lo molesto es ver todo nuestro entorno lleno de papel tapiz y además feo. Siendo un apasionado de las ideas, me encantaría ver que en estos espacios antes vírgenes de mercadotecnia, hubieran cosas que nos sacaran un suspiro o una sonrisa. Vaya, algo que nos hiciera enamorarnos un poco de la marca en cuestión. Algo que generara un poco de conversación positiva a su alrededor.
¿Más difícil que replicar un anuncio ya existente? Seguro.
Pero tanto creativos, como clientes, como mercadólogos involucrados con el desarrollo de las ideas para las marcas, deberíamos dejar el pellejo tratando de hacer mensajes diferentes, que tocaran a nuestros consumidores como nunca los han tocado, para poder ir creando relaciones cada vez más potentes con las marcas y lo más importante: Diferenciarlas de sus competidores creándoles una imagen innovadora y única.
Digo yo.
Imagen cortesía de Fotolia
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