¿Por qué escribir si no tengo nada que decir? ¿Quién será capaz de leer estas palabras y preguntarse, qué estoy leyendo? En efecto, no estás leyendo nada, porque no soy capaz de escribir nada. No tiene sentido, no hay estructura, no hay forma, idea, no hay nada en estas palabras, sólo pura y llana desesperación a causa de la falta de palabras. Palabras, palabras y más palabras igual de fuertes por su extensión, como por la fuerza inherente en ellas. En realidad siguen siendo palabras, letras apiladas unas contra otras, algunas por azar, otras con una estructura, pero igual de sorprendentes. Me pregunto cómo habrán encontrado las cosas su nombre, los animales, las personas, los oficios. Estamos de acuerdo que el primer escritor, no era llamado “escritor”, el primer pintor, el herrero, seguido de un largo etcétera (etcétera, excelente palabra para usar cuando se te acaban las palabras). Más allá de las palabras también existen significados que se adentran a lugares fuera de nuestra comprensión, porque además del significado que está embebido en ellas, también se le atribuyen otros más. Se les coloca al lado de otras, sobre todo en contextos, y la palabra que tanto esfuerzo ha hecho para mantenerse firme toma un significado completamente diferente. Se les transgrede, se les usa para insultar sin ser insultos, para halagar sin ser halagos, incluso se creó una palabra para definir a las palabras que se usan para describir otras palabras. Y esa es probablemente una de las más grandes bellezas dentro de las palabras, la capacidad de sorprendernos cada día, el cómo decir esas dos palabras a la persona que está a tu lado y de cómo esas dos palabras se quedan cortas, y tú le das significado a nuevas palabras, construyes un idioma, lo de-construyes y lo haces tuyo en una poesía, en un libro, en un susurro. Y aunque no estoy escribiendo nada de relevancia o importancia para nadie, la idea es siempre estar escribiendo. Sin importar lo que digas, ni cómo lo digas, usa tus palabras, tu voz; la voz siempre debe estar presente, siempre debe estar afinada, lista para cuando haya una necesidad directa o indirecta de usarla. Es una tubería que si no se usa de manera regular se tapa, se corroe y termina por oxidarse y perder su propósito, y volver a construir de cero es mucho más difícil que mantener nuestra infraestructura lingüística bien aceitada y funcionando. No estoy bromeando, intenten dejar de hacer algo en lo que son buenos por un par de meses, es impresionante cómo la destreza te cobra una factura muy alta, maldito Call of Duty. La idea, lo principal, es nunca quedarse sin escribir, sobre todo con todas las herramientas que tenemos. Olvidemos por un momento de los 140 caracteres, del me gusta, de los hashtags y demás parafernalia. Toma un lápiz y una libreta y aférrate a ella como si fuera ese cigarro que todos buscan a las 2 de la mañana, implorando encontrarlo en medio de las botellas, latas y la vergüenza esparcidas por el piso. Así que mi consejo es, si eres ilustrador, ilustra, dibuja, en el aire, en los espejos, en las servilletas, corrompe cualquier espacio que encuentres. Si eres escritor, copy, o cualesquier título que aparezca en tu tarjeta, escribe, escribe en un árbol, en pixeles, en la palma de tu mano, en su cadera, pero escribe. Sólo hazlo. Imagen cortesía de Fotolia
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