¿Recuerdas la primera vez que viste a los ojos a ese gran amor? ¿Ese instante en que sentiste que sería para toda la vida? Y lo pregunto porque quiero que sientas nuevamente esa explosión que pasó de tu corazón hasta tu cerebro pasando por todo tu torrente sanguíneo en menos de un segundo, y creo que te preguntarás porqué lo hago, es muy sencillo, si ya lo recordaste entonces estás preparado para hacer publicidad. La Publicidad exige lo mejor de cada uno de nosotros pero por encima del esfuerzo físico, la falta de horas de sueño, los dolores de cabeza, las interminables ideas que nacen una tras otra sin poder crecer, e inclusive las lágrimas que alguna vez soltamos en medio de la locura hay una sola cosa que debe permanecer y aunque a muchos pueda parecerles absurdo este ingrediente se llama amor, porque aunque no pueda verse, ni comerse, ni olerse en su complejidad si puede sentirse. ¡Y de la misma manera funciona la publicidad! Porque esta tiene múltiples formatos pero no importa el sustrato ni su superficie lo más importante de la publicidad es su capacidad de hacer sentir, de generar emociones, de elevar hasta un nivel de éxtasis al consumidor; aunque sabemos que esto no es sencillo por la gran cantidad de impactos que tiene cada persona hoy en día entre una marea de anuncios que encuentra en todos lados lo cual ha generado una saturación que está alejando a nuestro mercado de lo más simple: el sentir. Por eso es importante estar conscientes que para poder transmitir algo es fundamental el sentirlo nosotros mismos, es por lo mismo que el día de hoy te invito a que recuerdes ese proceso de enamoramiento en las relaciones humanas, la primera vez que tuviste ese amor inolvidable y aún permanece en tu mente, porque esa misma sensación que corrió por tu pecho en este momento es lo que nosotros los profesionales debemos buscar transmitir a las personas (nótese que ya no se mencionó el término consumidor porque es el principio elemental para impactar en ellos, verlos como si fueran esa persona a la buscamos enamorar). Así que como todo un gran Casanova es necesario tener nuestro manual de “las tres C” para enamorar: 1. Conócelo (a).- La gran cuenta de tu vida no va llegar tocando a la puerta de tu casa para decirte que siempre estuvo esperando por ti, al contrario, es muy probable que ni siquiera sepa que existes por lo que debes hacerte notar inicialmente y la mejor manera de lograrlo es buscando la oportunidad de hacerte presente en su vida, no olvides nunca que la primera impresión es siempre la que cuenta, así que busca dar lo mejor de ti desde un inicio. 2. Conquista.- Aunque pueda parecer muy trillado el concepto los seres humanos han olvidado la manera de relacionarse personalmente, nosotros los hombres ya no actuamos como el galán de película que ellas siempre esperan, no olvidemos que estar con alguien es un proceso de trabajo diario en el cual los detalles nunca están de sobra y de la misma forma funciona la publicidad pues debemos entregar detalles diferentes y únicos que nos hagan sobresalir entre todos los pretendientes que se encuentran en las calles, debemos lograr que el consumidor solo quiera voltear a vernos a nosotros. 3. Cuida.- Y por esto me refiero a que no porque ya tienes enamorada a la persona que siempre deseaste entonces quiere decir que ya cumpliste tu objetivo, al contrario, es solo el principio porque el amor es un sentimiento que se agradece y se cuida todos los días, no por eso se les llama amor de vida, porque es tu responsabilidad conservar ese amor para nunca perderlo y tener una feliz relación digna de un final feliz. Para despedirme les dejo esta frase, tan digna de la publicidad como del amor mismo: “La única manera de hacer un trabajo genial es amar lo que haces. Si no lo has encontrado, sigue buscando Y, como cualquier gran relación, sólo se pondrá mejor y mejor, conforme los años pasen. Así que sigue buscando hasta que lo encuentres. No te detengas” –Steve Jobs Imagen cortesía de Fotolia
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