Analizar las interferencias, no juzgar ni culpar, poner los hechos sobre la mesa y revisar el proceso para mejorarlo. Hay que revisar la idea facilista de que cualquiera sabe comunicarse porque es como respirar. La comunicación supone dificultades, comenzando por dos principios capitalistas: el malentendido (lo que se dice no es lo que se escucha, no lo que se entiende), y la coerción (no siempre puedo decir lo que quiero porque lo políticamente correcto prima sobre lo verdadero). Existen algunos aspectos que bloquean la comunicación, para ello primeramente debemos revisar nuestro dialogo interno; es decir, esta “mirada interior” es poder revisar aquello que damos por supuesto y plantearnos nuestros bloqueos: el más peligroso y más común, el prejuicio. Por lo tanto, la comunicación interpersonal es la clave de cualquier enfoque del malentendido. Es un camino difícil, pero inevitable, si se quiere mejorar la propia lectura de la comunicación. En momentos, los mandos bajos dentro de la organización, no reciben la correcta comunicación por parte de sus superiores… si esto sucede, no debe nunca dar situaciones por supuestas, ni tratar de adivinar lo que quieren decirle. Se entiende la falta de comunicación verbal como un hecho molesto, por lo que no se debe dejar pasar esta situación como algo natural, por lo que sería sano, tomar la iniciativa de preguntar. Es incomodo pero inteligente, generar situaciones comunicativas a través de pedido de reuniones de trabajo, mails solicitando información, encuentros informales en los pasillos para reclamar, disimuladamente más contacto verbal. Los silencios y lo “no dicho”, también comunican. Hay que aprender a descifrar lo que se calla. Es importante una buena retroalimentación en la comunicación y esto se logra cuando se dice “verbalmente”. Claves para trabajar en equipo: para jefes y directores • Construir el equipo teniendo en cuenta las fortalezas de cada miembro, de acuerdo con la tarea que le toca realizar a cada uno. • Parecen palabras comunes, pero mantener un trato respetuoso y para nada egoísta es fundamental. • Distribuir claramente los roles y funciones que cada miembro del equipo desempeñe, evitará superposiciones y pérdidas de tiempo. Una tarea estará realizada 2 veces, pero una sin dudarlo quedara descuidada. Eviténlo! • Es imprescindible agregar valor a la labor de cada persona que forma parte del equipo. Valorar, premiar y reconocer mantienen en los empleados la “camiseta puesta”. • Aprender a medir y gestionar el optimismo es fundamental para una comunicación eficaz. • Generar responsabilidades en los colaboradores hace que estén más comprometidos con la empresa. Cómo saber si tu equipo de trabajo es eficiente? Aquí algunas señales • El compromiso con la tarea y con el grupo. • Disposición para realizar lo que las situaciones ameriten en el momento que sea necesario. • El cumplimiento de las reglas del grupo o principios de conducta establecidos. • El consenso, la toma de decisiones producto de la reflexión, interacción y acuerdo total. • La preparación de los temas de trabajo y discusión, los cuales deben ser compartidos y comunicados con anticipación con un alto grado de calidad de información. Estas son algunas señales que posibilitan un buen ambiente de trabajo, el cual empieza con la disposición de los asientos y lo que fomenta una participación plena. En definitiva, para asegurarse que el de enfrente lo ha comprendido, no dude en preguntar: “¿Fui claro?; “¿entendiste cuando te pregunte que…”?; “¿es necesario que te repita algo de lo que dije?”… El optimismo es la elección de personas inteligentes y creativas. Imaginar lo peor es fácil. Esperar lo mejor y trabajar por ello requiere de esfuerzo, talento y sobre todo orientación a la trascendencia. El optimista es aquel que imagina posibilidades y está dispuesto a trabajar por ellas. El optimismo en las palabras que se comunican, llegan a tener maravillosos logros. Imagen cortesía de Fotolia Autor Andrea Belén Mas Lic. Comunicación Social @AndreaBelenMas
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