Sí, así es, arrastramos tras nosotros millones de años de evolución. No podemos evitarlo. Somos producto de las experiencias y mecanismos que la naturaleza dispuso para nuestra supervivencia. Y una de ellas, es nuestra peculiar capacidad para generar lazos sociales fuertes y duraderos, la cual es: limitada y tiene como finalidad la cohesión grupal. En grupos de primates, el desenvolvimiento social y de comunidad, se rige siempre con base al volumen de su córtex prefrontal: entre mayor tamaño tenga, mayor será el grupo social en el que se desenvuelve, su comunidad. En los grupos humanos, existe la teoría hacia una cantidad de 150 individuos como la cifra máxima de individuos con quienes podemos sostener relaciones sociales bien cohesionadas y estables. Ello, es producto del análisis y estudio del antropólogo británico Robin Dunbar, quien ha descubierto esta constante numérica en grupos de primates, y de humanos. Una constante que algunas empresas como Gore Tex han aprovechado desde una perspectiva económica: la cantidad máxima de empleados en su compañía no rebasa esta cifra, la cual tiene como finalidad mantener una cohesión de grupo alta y una clara comprensión del objetivo como conjunto. Para las marcas, ser parte de la comunidad mental del consumidor es competir con infinidad de estímulos y mensajes, de ahí que el exceso de marcas y productos conviertan en ruido publicitario todos los mensajes expuestos al shopper. Sin embargo, contemplar las marcas desde una perspectiva antropológica transforma los obstáculos en oportunidades de enfoque. Así, desarrollar estímulos de marca basados en lo que una personalidad humana puede hacer de manera poderosa al interactuar con sus semejantes, se transfiere al branding, y al desarrollo de productos, lo que nos lleva a mensajes más profundos e intensos con los que cautivar la psique y sentidos del consumidor. 150 individuos es según Robín Dunbar, la cantidad máxima de personas con quienes podemos entablar lazos socialmente fuertes, nuestro cerebro no da para más. Investigaciones de neuromarketing, han demostrado que estímulos visuales de rostros humanos, activan las mismas zonas corticales que un estímulo visual de un producto con fuerte personalidad como la de Apple. Esto nos lleva a cuestionarnos sobre la posibilidad de que exista una correlación similar pero con las marcas, incluso a considerarlas dentro de ese mismo grupo, si fuera así, ¿qué es lo que hace que podamos considerar algunas personas como parte de nuestro círculo?, y por otra parte ¿no es acaso la personalidad un elemento de peso en ello? Imagen cortesía de Fotolia
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