La vida, no sólo la publicidad, está llena de eso. Y pienso que todos, en cualquier cosa que hagamos, tenemos una obligación con las ideas. Con las buenas ideas, con las que dan miedo. Porque son esas las que cambian las cosas. Y vaya que en nuestro país, como en nuestras vidas, necesitamos cambios. Todos necesitamos arriesgarnos más. Todos necesitamos confiar más, creer más. Es mediocre no darle cabida a las ideas que nos dan miedo. Es terrible no apoyarlas. Es irresponsable no escucharlas con atención, es un crimen matarlas porque sí. No arriesgar es la postura más idiota que existe. En el trabajo, con la pareja, en la vida. Pienso que la industria en la que trabajo es mediocre porque las ideas que se aprueban son «correctas». Estoy convencido de que nuestro país no avanza, porque la inmensa mayoría de las ideas que se tienen, o al menos que se apoyan, son «correctas». Pienso que las parejas, los matrimonios, las familias, se deshacen, porque sus relaciones “estánbien”, porque son «correctas». Todo es correcto. Nadie se arriesga. Clientes que «retan» a sus agencias a generarles trabajo «súper creativo y diferenciador» pero que después las orillan a hacer comerciales iguales a otros «porque funcionan». Agencias que «defienden» la postura de hacer trabajo diferente pero que después escriben comerciales mediocres y «safe» para ganar un concurso o mantener a un cliente. Hombres que se casan con mujeres «decentes» , de «buena familia» y que serán «buenasmamás” pero que después se aburren de esas relaciones y prefieren salir a buscar «nuevas experiencias». Mujeres que se casan con «tipos exitosos» y «guapos» con los que se llevan «bien» pero que después no soportan y son incapaces de dejar. Políticos que prometen todo lo que la gente quiere escuchar para después dedicarse a robar. Todas ésas, son ideas correctas. Son las ideas que todo mundo tiene. Porque es fácil tenerlas. Y son esas ideas correctas, las que no nos dejan avanzar. Como individuos, como pareja, como sociedad, como país. Son ésas las ideas que tienen a México donde está. Y tú, yo, todos podemos seguir así. O podemos empezar a tener más miedo. Podemos empezar a arriesgar más y ver qué pasa. ¿Tú qué piensas hacer? Imagen cortesía de Fotolia
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