Hace no mucho, nos veíamos inmiscuidos en una situación en la que varios jóvenes de todas partes del mundo, se encontraban socializando por medio de plataformas como Twitter y Facebook, compartiendo historias vía mensajería instantánea e incluso, informándose sobre los temas más relevantes de otras localidades a las que nunca viajaron o viajarían. Poco a poco el acontecer noticioso era el parte aguas de discusiones, mesas de debates y por supuesto, organización grupal y manifestante ante el descontento de estas situaciones.La mayor parte de estos protestantes, se encuentran en el área “pico” del consumo y de la propuesta masiva, la llamada generación tecnológica, abrió el camino para hacernos reflexionar acerca del descontento que se vivía en el entorno. Campañas como #Ocuppy e incluso #YoSoy132 marcaron una era irregular, por parte de gobiernos e instituciones a las cuales anteriormente, no se les podía tocar. No hace más de diez años la única vía de movilización masiva recaía en la convocatoria de los grandes corporativos o en los medios de comunicación tradicional y quizá esa creencia tan arraigada fue la que impidió notar el avance que en términos más profundos se estaba dando a través de las redes sociales en la web. Actualmente las redes sociales no sólo impulsan e informan acerca de movimientos, también los organizan. Miles de jóvenes han logrado que consorcios volteen a mirar a su lado y hacen que se pregunten acerca del plano físico y tangible que les están proporcionando: la queja está presente. La forma en la que la tecnología no sólo ha cambiado la forma de comunicarnos sino de expresarnos, ha ido evolucionando de la mano de este tipo de iniciativas, por ejemplo los videobloggers, ahora también avanzan en materia de periodismo e incluso de acuerdo a encuestas, son más creíbles en un 67% en comparación a los actuales líderes de opinión. La sociedad está ante un cambio que se ha dado por primera vez en muchos años, no sólo nos vemos bombardeados por las marcas, por sus estrategias, estamos constantemente siendo informados, provocados, e incluso tomando favoritismos hacia las tendencias que los cibernautas nos proporcionan. #Yakirilibre #Siria #YoSoy132 no sólo son “hashtags” son la voz del cambio en el modo de comunicación que no nos atrevemos aún a reconocer, precisamente éste despertar en redes sociales fue lo que sintonizó a la perfección a otros países incluyéndolos en un mismo contexto, como en Egipto, Libia o Siria. O lo ocurrido con el movimiento de Indignados en España o en Wall Street. Todas estas denuncias cuentan con un denominador común: una organización orquestada y sostenida por medio de las redes sociales, su centro de conocimiento. Esta utilización de las redes en su sentido social más esencial nos permite dimensionar a la época en que estamos viviendo: la era de las redes sociales, a la que estamos obligados a entender, asumir y explotar, porque una actitud opuesta no sólo sería incorrecta y anacrónica sino simplemente irresponsable.
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