Hace unos días, la investigación de la agencia de mercadotecnia y comunicación integral Havas Worldwide, arrojó los resultados hacia la pregunta que muchas veces las marcas buscan inducir: ¿es necesario comprar tantas cosas para vivir felices? El resultado arrojó que de 10,574 personas encuestadas, el 70% indica que estamos ante una ola de consumo excesivo, en el cual, no es necesario comprar tantos productos ya que, la mayoría de las cosas que el consumidor adquiere, no son necesarias para su vida diaria. Y es que, últimamente el consumo se liga a una tranquilidad y estabilidad emocional que va más allá de poseer una marca o ser parte de un grupo de tendencia al comprar. El posicionamiento que actualmente se está buscando para el propio usuario tiene un trasfondo que se dirige no sólo tener iconografía de marca, o el respaldo de un producto. En el informe de Prosumer Report, titulado “El nuevo consumidor y la economía de compartir”, se pueden observar los estudios a los diferentes modelos económicos y el papel que se espera que las marcas puedan desempeñar. Por ejemplo, la mayoría de los consumidores podría alegar que nos encontramos en un momento de recesión en el actual modelo económico, sin embargo, los meses en los que la bolsa se encuentra más susceptible, es cuando los niveles de consumo alzan los indicadores a su mayor potencia. Esto sólo nos muestra que la culpa reemplaza el propósito de compra, y en estos casos, el consumo se vuelve desmedido. Comprar objetos que no sirven para nada, es un problema que se registra desde hace décadas, sin embargo el hábito de los consumidores debe orientarse a una compra más inteligente, prestando más atención a los elementos humanos en las transacciones que tenemos como clientes. A fin de cuentas si se dice que “la marca sobrepasa el deseo del consumidor” esta forma emergente de pensamiento está impulsando un nuevo modelo de consumo, que se centra en la comunidad y la colaboración de la propiedad sin un consumo excesivo. Por otra parte, entre las corrientes de consumo desmedido encontramos a los millenials, quienes adoptan transacciones propias de la web, y son más susceptibles a corrientes de consumo y crowdfunding, más de un tercio de la población en México se considera millenial. Y a pesar de que los consumidores acostumbran seguir intercambiando bienes y servicios, hay un amplio margen para involucrar a la marca, por ejemplo, como backup de la garantía misma del producto. La buena noticia para las marcas, es que los datos arrojan que esta es una tendencia que se busca erradicar y complementar con buenos hábitos de consumo, todo un reto para ofrecer al cliente una verdadera innovación del producto. Las marcas pueden participar en estos nuevos modelos de consumo como faros de la confianza, como motivadores de esta ‘buena’ conducta y como constructores de la comunidad y este tan deseado engagement con el consumidor. Imagen cortesía de Fotolia
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