La primera red social que existió en el mundo de la web cuenta con más de 12 años, y desde ese momento, el consumo de la información a la que se podía acceder se potenció miles de millones de veces. Gracias a la revolución tecnológica que estamos viviendo, tenemos acceso a la información deseada y oportuna, incluso se ha llegado a desarrollar un mundo subalterno en el que las redes sociales son una herramienta fundamental para mantener contacto, discutir, conocer y convivir con las personas de nuestro entorno. Sin embargo, en los últimos años estas herramientas han sido utilizadas como medio decisivo en estrategias publicitarias y de acercamiento con el cliente, tanto que, ya se cotizan como una campaña de contenido o incluso venden acciones en la bolsa. La forma de ver a la persona encargada de la gestión de Social Media ha sido un tema del que mucho se ha hablado, algunos aseguran que sólo es quién alimenta las redes sociales o sube un post al Facebook, pero el trabajo de un Community Manager va más allá, como el de crear contenidos puntuales y eficaces que irán de la mano de la estrategia de ventas o el giro que la empresa o marca requieren. La idea principal es seguir el plan de comunicación de la marca, los objetivos que se deben cumplir, más allá de “generar más likes” es tener siempre el toque de humanizarla, saber qué es lo que sus consumidores quieren, e incluso interactuar en todo momento con ellos. Lo que se olvida, es que el Community Manager por lo general no es una máquina, es una persona que también puede tener problemas creativos e incluso llegar a la crisis de la hoja en blanco. Una cuenta corporativa sin un buen mix de contenidos está destinada al fracaso. Es ahí donde encontramos la relación marca-cliente la cual es fundamental para desarrollar el contenido adecuado. La personalidad de la marca que se maneja es uno de los factores fundamentales en el desarrollo de contenido, como por ejemplo, informar con datos duros y contenido explícito de qué va la marca, aunado a datos de coyuntura sobre de los temas que manejamos frente a la situación actual del país. Todo esto sin olvidar que un CM debe ser flexible, divertido, organizado, responsable y el cliente más importante de tu marca. Esto ubica a un CM como un estratega que debe de comprometerse con el contenido único que maneja en redes sociales, no sólo enfocándonos en Twitter o Facebook, el contenido gráfico es el que más peso tiene entre los cibernautas y esta cifra ha crecido de un 71% en el 2013 a 86% en lo que va de este año y esta tendencia sigue en aumento. En su contraparte, la marca o empresa que requiera los servicios de un CM, debe estar completamente informada acerca de sus actividades y posición ante sus funciones, y principalmente, sacarse dela cabeza que el trabajo de Social Media lo puede realizar un becario o cualquier otra persona en la empresa. Cuando se comparte buen contenido, se obtendrá la percepción de los clientes hacia una marca experta en su ramo y visualmente atractiva; que además nos generará confianza, nos mostrará un lado amigable y la veremos como dispuesta a ayudar. Y todo, gracias al contenido que éste CM se dedique a fabricar. La especialización en esta propuesta profesional es cada vez mayor gracias al surgimiento de maestrías, cursos y diplomados que buscan desarrollar las habilidades de los nativos digitales para ser buenos gestores de redes sociales, buenos Community Managers o un verdadero Content Manager. Imagen cortesía de Fotolia
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