Siglos de evolución nos anteceden como especie. Hemos desarrollado herramientas que nos caracterizan. Nuestra capacidad para generar razonamientos y relacionar elementos de manera lógica nos abre muchas posibilidades como especie. Lo que podemos considerar como lógico y razonable muchas veces lo limitamos al campo explicativo del lenguaje. Sin embargo, muchos conocimientos, únicamente son transmisibles a través de la vivencia. Mucha de esta vivencia podemos identificarla dentro de los sistemas de creencias. Hay conocimientos que podemos sentir y percibir pero difícilmente podemos transmitir a los demás. Las marcas y productos son parte de esta dinámica, resultado de nuestra evolución instintiva. En la antigüedad, comíamos los frutos que veíamos ser ingeridos por nuestros semejantes. En la actualidad mantenemos este comportamiento al ceder con peculiar entusiasmo a probar marcas y productos que nuestros semejantes usan y nos recomiendan. Son los evangelizadores de marca una fuente muy atractiva para fortalecer productos y marcas. En la primera parte de este material iniciamos con “esparcir los símbolos” y “nada como una buena historia” como parte de los elementos que integran estos sistemas de creencias. Hoy complementamos con un elemento de gran peso: los rituales. 3. A echarle ritual a los tacos… Crear un ritual genera sentido Ya sea cantar los honores a la bandera un lunes por la mañana, saludar con la mano de cierta manera, emplear gestos que nos identifiquen con nuestros semejantes o actualizar nuestro estado de Facebook antes de levantarnos de la cama, siempre estamos en contacto con los rituales. Todas estas actividades que realizamos a veces sin ser conscientes plenamente, son rituales. Los cuales cumplen una importante función de alentar nuestra mente hacia la tranquilidad y equilibrio psíquico. En los comienzos realizábamos ritos para tranquilizar a las fuerzas como el rayo o la lluvia (o por lo menos eso creíamos), con el objetivo de buscar una mejora en las condiciones climatológicas para la siembra y el cultivo, ahora realizamos ritos en busca de generar mejores condiciones y posibilidades de desarrollo en el ecosistema social que nos desenvolvemos. Puede ser de peculiar interés en el desarrollo de marca implementar rituales, porque genera sentido al simbolismo y el consumo de la marca. Un maravilloso ejemplo de ello, lo vemos con esas galletas que todos hemos probado, comprado y compartido. Separa, saboreas y sumerges… La forma de compartir la galleta, disfrutar su contenido en una serie de pasos ya establecidos junto con otros aditamentos (como la leche en este caso) hace de esto, un momento, un ritual, el cual es identificable para todos, incluso para los no consumidores de la marca, ya que es algo que se realiza con gran variedad de alimentos, pero que la marca aprovecha ha aprovechado convirtiéndolo en algo direccionado, exponiéndolo como algo particular de la marca. Y si tenemos dudas de ello, estos ads pueden hablar por la Oreo misma. Su invariable ritual en diversas culturas siempre expone el proceso en el cual disfrutamos encontrar sentido en el simbolismo de la marca y producto. Imagen cortesía de Fotolia
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