Están por todas partes y muchas veces acaban con nuestra paciencia cuando navegamos por la red. Pero los anuncios pop-up no llevan ahí desde los inicios de Internet, ¿se ha preguntado cómo llegaron a nuestras pantallas? Todo comenzó en 1995, cuando Brendan Eich, un programador de Netscape, trabajaba en una nueva forma de programar para la red y descubrió que las páginas no tenían que permanecer estáticas, sino que podían moverse. Elementos que se deslizaban por las páginas, ventanas que se abrían solas en la pantalla… Eich creó un nuevo lenguaje que hoy conocemos como JavaScript. “Fue un trabajo increíblemente duro en el que había errores”, indicó Eich en una entrevista en 2012. Su trabajo fue rápidamente visto por los profesionales del marketing online como una posibilidad para aumentar sus ventas. De repente, los usuarios de la red podían recibir anuncios en sus pantallas, como en televisión, sin estar escondidos en una esquina como los banners. Una idea que tuvo una gran acogida en el sector. En 1997 estos pop-ads empezaron a verse cada vez más en las páginas web de empresas importantes como GeoCities, AOL y The New York Times. “Empezaron a proliferar por una simple razón: eran efectivos”, indica Rich LeFurgy, fundador del IAB y consultor. El negocio de publicidad online trabajaba vendiendo clics y los banners empezaban a verse algo obsoletos. Al mismo tiempo, algunos se preguntaban si los datos que se daban de los pop-ups eran reales o los usuarios pinchaban en ellos por error. En 1999 una compañía llamada Gator empezó a desarrollar un software gratuito que ayudaba a cubrir cuestionarios online. El programa seguía la pista de las webs visitadas y devolvía una serie de anuncios pop-up que encajaban en las preferencias del usuario. “Los pop-up y pop-under eran muy molestos”, indica LeFurgy. De ahí se pasó a una reacción negativa y en un par de años surgieron empresas que vendían software que bloqueaban estos anuncios. A pesar de esto, el número de anuncios pop-up incrementó en 2002 y una encuesta reveló que tres de cada cuatro internautas considera estos anuncios muy molestos. La frustración crecía y los anunciantes cambiaron a otras opciones. “Cruzamos la barrera del 50% de penetración con banda ancha”, recuerda Wenda Harris Millard, publicista en el entorno online y presidenta operativa en MediaLink, que recoge The New York Times. Y según se avanzaba, los marketeros y las agencias empezaron a ver cómo el medio podía soportar imágenes, sonido y vídeos, lo que ha permitido que la burbuja pop-up explote. Autor: José Manuel Macias Villalobos Licenciado en Comunicación por la Universidad Autónoma de Baja California. Empecé mi etapa profesional en Televisa Ensenada como asistente de producción y productor de contenido web, puesto en el que aún colaboro. Actualmente tengo una agencia de publicidad, Naranja Mecánica; Diseño campañas de publicidad para otra agencia llamada Twentyfourseven. Mi experiencia incluye también colaboración en medios escritos, diseño editorial, producción de videos musicales, guionista y fotografía. Me fascinan las situaciones que demandan responsabilidad, creatividad y toma de decisiones; y siempre busco ambientes competitivos que me permitan desarrollarme personal y profesionalmente. Twitter @Jose_villag
Comentarios