La raza humana es una de las especies más complicadas. La mezcla entre los instintos, su mente un poco más desarrollada que las demás, y su conciencia, le ocasiona algunos problemas. Ya decía Freud que la parte del instinto nos trae en un juego peligroso entre la ‘pulsión de vida’ y la ‘pulsión de muerte’. La pulsión de vida es el instinto de conservación que, junto con un motivo psicológico para vivir, nos hace luchar por mantenernos íntegros. En cambio, la pulsión de muerte es un acercamiento hacia ésta porque sabemos que algún día llegará el momento y porque al cuerpo le gusta la adrenalina. Partiendo de esa búsqueda inconsciente de la muerte, hacemos muchas cosas: manejamos ebrios, saltamos del avión, nos acercamos al acantilado y vemos películas de terror. Una película que combina muy bien las pulsiones de vida y muerte es ‘El heredero del diablo’, que se estrenará este 31 de enero en México. Ese Insight de jugar con la vida y la muerte, de cambiar el significado divino del nacimiento por uno oscuro, nunca dejará de llamar espectadores. Si bien no se trata de algo nuevo, estos temas fueron y serán objeto de intriga, pues es parte de la naturaleza humana. Y es tanta su fuerza, que incluso después de ver estos films, la propia mente comienza a crear situaciones parecidas por la curiosidad que causa la muerte, ese episodio tentador, oculto e irreversible.
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