Las marcas como los humanos tenemos una personalidad. Siempre cuidadosos de nuestra apariencia, de nuestros modales y de nuestras actitudes es en nosotros mismo donde podemos comprender que para vender nuestra marca, debemos cuidar de su persona tal como lo hacemos de nosotros mismos. No es la apariencia únicamente Muchas ocasiones, las personas pensamos que nuestros semejantes no se percatan de nuestras incongruencias. Si bien es cierto que cada uno es responsable de lo que hace o deja de hacer, con las marcas es muy importante considerar el poder y la influencia del público. Siempre hay alguien que va terminar por enterarse de aquello que la marca quiere ocultar, por ello es mejor mantenernos apegados a los valores y principios por los cuales nuestros clientes nos adquieren. La primera imagen Así como nos esforzamos cuando conocemos una persona para ser de su agrado, con las marcas debemos ir más allá. No podemos limitarnos a “caerle” bien, si no en ser de su interés y es más!, que quiera presentar la marca a sus amigos y conocidos. No hay mejor marketing que el que los propios clientes nos hacen. Pero también es una de las más riesgosas estrategias, ya que una falta de coherencia con lo que decimos y hacemos y la marca está “frita”. Nike por ejemplo, al gozar durante mucho tiempo de buena reputación e imagen ante el público no tuvo grandes problemas. Sin embargo, cuando se filtraron algunos videos e imágenes empleando niños pequeños para la la manufactura de sus productos, la situación se volvió contra la marca. Marchas, manifestaciones y protestas no se hicieron esperar. Claro, ante aquellas obvias reacciones de una sociedad cada vez más conectada, la estrategia de recuperación de la marca no se hizo esperar, apoyo a causas en pro de los niños fue su salvavidas y penitencia. Piensa en las actitudes Somos seres pensantes, construimos sentimientos y generamos emociones. Las marcas desgraciadamente son interés, no cuentan con movimiento per se, y es necesario que nosotros las vayamos edificando a través de cada momento, y ello viene a relacionarse con los instantes culturales que la sociedad vive. Gran cantidad de ocasiones nos somos conscientes de nuestras actitudes con nuestros compañeros, amigos y conocidos. Vamos por el día con mil cosas en la mente excepto como le gustaría ser tratado a nuestro compañero que viene a nuestro lado en el ascensor. Traslademos esa empatía en nuestros puntos de contacto con el cliente. A veces pude que vengan de buenas, listos para realizar las compras habituales o casuales, pero ¿qué sucede si nuestro público viene de una discusión en casa o un mal rato en la calle?. Consideremos que nuestra marca o producto puede mostrar una determinada actitud frente a nuestros consumidores, y es esta actitud, una fuente de ideas, sentimientos y emociones para la construcción de un lazo futuro. Esta comprobado que muchos de los aficionados al running experimentan un mejor estado de humor cuando corren durante días soleados, mientras que al correr en días con bajas temperaturas su ánimo decae. Así una experiencia de retail puede cambiar por completo el mood en el cual un cliente se acerca a una marca o producto. Es conocido el efecto que tiene reproducir determinada música en el retail de categorías vinícolas. Al ambientar con música francesa tendrás mayor movimiento de vinos franceses. Mientras que al hacerlo con música alemana el efecto es el mismo pero con vinos alemanes. Claro, no es únicamente la música la causa final de un efecto semejante en el consumidor, si no una cadena de factores (merchandising visual, precio, oferta) que al ser coordinados generan mayor “sentido” en las percepciones del consumidor, y al final en sus actitudes percibidas de nuestra marca o producto. Imagen cortesía de Fotolia.
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