La tecnología, que permite que todos opinen, ha incrementado el poder de la gente, y sobre todo el poder de los trabajadores. Difícilmente hay abusos que no salgan a la luz, y difícilmente hay empresas que puedan ocultar sus malas prácticas. Las empresas sinceras, las que buscan hacer las cosas bien con la gente correcta, deben poner atención en el clima y en la cultura organizacional. Gracias a las redes sociales fácilmente el clima se pone caliente, y rápidamente la cultura llega a cambiar. Antes, las empresas eran un salón cerrado al que no entraban «malas vibras», como se dice vulgarmente, era un espacio del cual no salían secretos profesionales. Hoy, en cambio, el ambiente de las empresas está expuesto al público. ¿Qué es el clima organizacional? ¿Qué la cultura? Pensemos… El hombre, además de ser hombre es padre de familia; la mujer, además de ser mujer es madre, amiga y muchas cosas más. Mujeres y hombres, en su relación constante con el mundo, van formando modos de comunicación y modos de hacer la vida más cómoda. Tales modos constituyen la cultura, la arquitectura de la vida, por decirlo de algún modo. Las prácticas maternales de la gerente pueden, fácilmente, convertirse en prácticas corporativas. El clima, en cambio, es lo que pasa en el momento actual, en el día a día. Cultura es todo lo que facilita la vida, y clima es el ambiente de dicha vida. Una cultura fuerte, una que ha logrado solucionar los problemas reales de una sociedad, soporta muy bien los cambios de clima. Una ciudad mal construida, con clima agresivo, se cae. Los publicistas, que siempre se han orientado en la publicidad externa, hacia afuera, se están preocupando cada vez más por la publicidad hacia el interior de las empresas. Todo trabajador vive dos situaciones: su colocación y su situación. El recién llegado a la empresa ha sido colocado, lanzado, no sabe dónde está; quien ya tiene diez años en la empresa, en parangón, tiene una situación, sabe perfectamente dónde está. La comunicación interna pensada para motivar, para capacitar, para lo que sea, debe tener en cuenta lo que hemos dicho. Una campaña interna dirigida a gente colocada, nueva, será una campaña sin código, es decir, clara, nítida, sencilla, que diga las cosas tal cual son; en cambio, una campaña dirigida a gente en situación tendrá código, es decir, podrá insinuar, simplemente y para lograr la intimidad, su mensaje. ¿Por qué hacer campañas internas? Porque el cliente más importante, todos lo saben, es nuestro equipo. En nuestro equipo inicia el «branding», las relaciones públicas, la mejoría de nuestros productos, la calidad de nuestros servicios… en fin, todo. Imagen cortesía de Fotolia.
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