Adentrarse en nuevos campos y conocimientos nunca ha sido fácil, las oportunidades que los nuevas materias y descubrimientos ofrecen, puede ser un poco intimidante, sin embargo, es ahí donde romper esquemas y encontrar nuevas soluciones a los retos que el marketing y la publicidad al día de hoy nos plantean. El marketing tradicional nos incorpora en donde mucha competencia se especializa y en la cual, es aguerrida la búsqueda de consumidores, followers y evangelizadores de marcas y productos. Nuevas oportunidades desde hace unos años van tomando la delantera y preferencia para crear estrategias de posicionamiento o para lo que se pretenda como marca. Hasta hace un tiempo, algunos roles se empezaban a “tomar a la ligera” en compañías donde la noción del brandeo era solamente algo que con focus groups, etnología, y un poco de diseño se podía, cubrir, pero de manera sorpresiva, muchos campos son los involucrados para procesos como la creación de marcas. El poder y peso van ganando las neurociencias en rubros como la medicina y el estudio de nuestras percepciones, de nuestra conciencia, emociones y sentimientos, es solamente la parte visible del “iceberg de aplicaciones”; estrechar conocimientos y perspectivas siempre enriquece una idea, reflejo de ello, es como infinidad de marcas hacen participes diversos campos de estudio como la antropología, psicología, biología, lingüística y de manera muy peculiar a la religión y las neurociencias. La religión pareciera no tener algo en relación con las marcas a primera vista, pero, piense un momento en cuantas guerras, batallas, hazañas historias, países, incluso y por lo tanto vidas humanas han sido guiadas, dirigidas y/o conducidas por algo que todo ser humano vive y siente en su interior: una creencia, la cual puede ser creer en un ser superior o incluso creer que no halla algo superior. Aquí el punto no es crear un debate sobre religiones, aquí lo que me interesa resaltar es que como marcas, es posible y tal vez necesario entender como se mueven hilos internos humanos como lo son las creencias, las emociones, los sentimientos; y así crear una mejor integración entre marca y consumidor. Martín Lindstrom, experto en neuromarketing a nivel mundial, y quien a trabajado con grandes compañías para diseñar estrategias basadas en estudios neuronales del consumidor, pensó durante mucho tiempo que existe una relación muy intensa entre la manera en que reaccionamos a las marcas y la forma en que nuestro cerebro procesa las experiencias religiosas; y sorpresa que ha tenido el Lindstrom al encontrar que nuestro cerebro mantiene actividad cerebral en las mismas zonas que trabajan mientras se mantienen estados de oración, meditación y actividades contemplativas así como cuando observamos imágenes de productos y marcas a las que nos sentimos atraídos. Es difícil entender estas relaciones como una casualidad, ya que los estudios están ahí, con nuevas y modernas técnicas con las que puede ser posible internarse a las posibilidades de un análisis más exacto del consumidor. Imagen cortesía de Fotolia.
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