Una de las grandes técnicas persuasivas es la exageración. ¿Por qué? Pensemos. Nos piden prestados dos millones de euros y, claramente, nos negamos a prestarlos; la petición de los millones va acompañada de súplicas aderezadas con juramentos bíblicos y promesas amatorias; además, es condimentada con lágrimas y gemidos. ¿Qué sentimos? Que el préstamo se requiere por una cuestión grande, enorme. ¿Qué hace, luego de anatematizar, el que pide el préstamo? Dice: «Bueno, al menos préstame mil pesos para comprar mi boleto de camión». ¿Qué sentimos? Que los mil son poca cosa, y los prestamos. Mercedes, para comunicar que su producto tiene más espacio, usó la misma técnica, minimizando el cuerpo de un ocupante (o maximizando la cabina, según se vea) que descansa. ¿Qué siente el público al ver el anuncio? Siente la certeza de Mercedes al hablar. Y la certeza, se sabe, da confianza, y es la confianza la madre del `branding´.
Comentarios