Los productores de películas o de series necesitan historias, buenas historias, y no sólo anécdotas o documentales de balística aderezados con rostros bellos. Los medios de comunicación actuales han acostumbrado al público a sólo aceptar historias breves, anecdóticas. Abundan los conferencistas que hablan de su vida, así como los relatos microscópicos que pasan por cuentos. ¿Es posible, hoy, contar una historia que llame la atención? ¿Es posible trabajar con la fantasía? ¿El público, siempre informado y erudito en todas las cosas merced al internet, se deja sorprender por cualquier historia de amor? Muchos piensan que hoy, más que historias sorprendentes, es necesario echar mano de personajes sorprendentes. Nadie se impresiona con un viaje imaginario al espacio sideral, ni con las andanzas de algún caballero enamorado, pero sí viendo a una mujer capaz de enfrentar al mundo o a un hombre que lo da todo por sus hijos. No importa, parece, el «cómo» ni el «qué», sino el «quién». Paso uno para contar una historia: hacer una sinopsis. ¿Qué es una sinopsis? Es una pintura escrita, algo así como una escena inicial. Leamos: «Juana, de doce años de edad, estaba cansada del maltrato de sus padres y decidió escapar de la casa. Ella escapó y llegó, con sus propios medios, hasta California, y ahí se hizo bailarina exótica». ¡Listo! El lector se hará preguntas así: ¿de qué tipo era el dicho maltrato?, ¿cómo escapó de su casa?, ¿qué ardides usó para hacerlo?, ¿qué medios utilizó para llegar tan lejos?, ¿qué vivió siendo bailarina?, ¿no recibió más maltrato siendo bailarina que siendo una simple hija?, ¿qué hizo que Juana soportara a los clientes del burdel al que accedió? En tales preguntas hay trabazón, hay interés, aunque no una historia diferente a todas las historias que se han contado en el cine. Es necesario que la trama, que es un mero escenario, no sobrepase el protagonismo del personaje. Debemos, así, evitar escenarios o locaciones espectaculares, o sea, paisajes embelesadores y efectos maravillosos. Una persona es interesante por lo que dice, por lo que hace y por su manera de reaccionar ante el mundo. Juana, para ser distinta, puede evitar discursos feministas y mostrarse, al hablar, totalmente delicada. «¿Cómo es posible que mujer tan delicada y aguda sea capaz de actos tan varoniles?», se preguntará el público. Jugar con una personalidad, en la actualidad, es mejor que jugar con un argumento o con una historia, pues los temas se han agotado, dicen los críticos literarios. Imagen cortesía de Fotolia.
Discussion about this post