¿Por qué ya no hablarle a las ‘masas’? ¿Es posible comunicar a individuos un mensaje masivo? La evolución del marketing nos enseñó que conforme surgen más diferencias entre las personas, más personalizado debe ser el mensaje de manera que, como ‘cada persona es un mundo’, debería crearse un mensaje que impacte en cada mundo. ¿Es esto factible? Factible es, pero costoso de realizar. Lo más cercano a ello es el rechazado marketing directo, al cual se le da poca importancia. Resulta curioso, sin embargo, ver que se defiende la individualidad y la independencia de las personas, pero al mismo tiempo temen ser extraños a su grupo social. Este fenómeno se acentúa cada vez más y hace que surjan más tribus urbanas como consecuencia del sentimiento de pertenencia. Pero al ‘autosegmentarse’ la sociedad, la idea de hablarle a cada segmento se vuelve un obstáculo. Para impactar y comunicar a través de los medios masivos, hay una forma eficaz de llegar a los individuos y a los grupos (que aparentemente no comparten gustos o pretenden ser distintos): tocando las fibras de aquello que los mantiene unidos. ¿A qué me refiero? Las personas, al educarse en la individualidad, se preocupan más por SU imagen, SU tiempo, SU bienestar. Pero la verdadera satisfacción está en el compartir. Compartir los gustos, el tiempo libre y los momentos especiales, como lo expresa Sony en su nuevo spot. ¿Qué tienen en común las masas y los individuos? Los sentimientos y su necesidad de pertenecer a un grupo.
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