Las ideas han sido motivo de convivencia en los seres humanos, pero desde que se comenzó a pagar por las buenas ideas, éstas requieren de certificados que avalen a sus creadores como tales. Así que, para mantener la armonía entre los humanos y para dar crédito y reconocimiento a los egos que producen buenas ideas, se crearon las patentes. ¿Qué son las patentes? La palabra proviene del latín provere que significa “estar abierto a, extenderse”. Una patente son una serie de amparos legales que protegen la propiedad intelectual de los creadores de ideas para que, en casos de plagio o piratería éstos tengan sanciones pertinentes. Sin embargo, la palabra con la acción caen en una pequeña contrariedad, esto es, que no hay una total apertura por lo que el cerebro de una persona logra concretar. Las llamadas propiedades intelectuales deben, por tanto, recibir “regalías”, o al menos, una referencia para no incurrir al robo de ideas. ¿Robo de ideas? ¿Propiedad intelectual? ¿Las ideas tienen dueño? Varios filósofos afirmaban que las ideas se encuentran en el espacio, explicando con ello la razón por la cual una idea puede invadir a dos personas al mismo tiempo en una reunión, o incluso a dos personas en distintas partes del mundo. Existen varios casos en los que personas de distintas partes del mundo pelean patentes por marcas o productos por afirmar que su idea es la original, cuando es muy posible que por las circunstancias hayan pensado una solución al problema que ven con una misma idea. E incluso, el uso exclusivo de algún producto o circunstancia histórica ya se pueden patentar para recibir regalías, como el caso del nopal mexicano que ha sido patentado por países asiáticos o como la silueta de Zinedine Zidane dando el cabezazo a Marco Materazzi en el Mundial de Futbol de Alemania 2006. Este tema implica variadas cuestiones éticas en las que hasta la libertad queda implicada. Lo cierto es que, si quieres mantener un producto o idea con tu nombre y con su debido reconocimiento, deberás seguir los requisitos para registrar tu idea ante la ley. Imagen cortesía de Fotolia.
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